El Camino del Cid entra en el término de Alboraya. En él
una cosecha de ermitas esperan al caminante y entre ellas en un lugar
pintoresco, rodeado de palmeras, junto a la playa en la margen derecha de la
desembocadura del barranco del Carraixet, la ermita “dels peixets”.
Su origen se encuentra en el milagro ocurrido el año
1348, cuando el párroco se dirigía a Almasera para llevar la comunión a un
enfermo. Al vadear el Carraixet, arrastrado por la corriente perdió la arquilla
donde guardaba las sagradas formas. Fueron los pescadores quienes en este lugar
vieron unos peces con las formas en la boca. Allí fue levantada la primera
edificación, siendo reemplazada en 1907 por el actual edificio de estilo
neogótico.
De él escribió con dramatismo en 1962 Luis B. Lluch
Garín: “¿Desaparece
la ermita con la nueva pista de Sagunto a Valencia? No lo sé. Unos me han dicho
que sí y otros , en cambio, dudan y opinan que será trasladada. Desaparecerá?
Se ha levantado el viento y ahora se oye más insistentemente el rodar largo de
las olas. Restallan sobre la arena y su lamento es pausado y bronco. Desaparecerá
la ermita?” (Ermitas y paisajes, I, pg.311).
Afortunadamente la A 7 pasó respetuosamente
junto a ella y así puede el caminante contemplar esta capilla marinera, de
planta rectangular y muros altos, donde sobresale la fachada dividida
verticalmente en tres tramos, en cuyo centro se abre la puerta con arco
conopial y hojas con los símbolos del milagro.
El interior alberga el altar
mayor de mármol y un retablo cerámico procedente de la antigua capilla, en el
cual se ha representado la aparición de las sagradas formas.
Lectura: Marcos 6, 38-42
Oración: Padre. Sentado junto al Carraixet, contemplo
la puerta, los peces y los panes, mientras interiorizo la escena de la
multiplicación. Señor, el mar de mi vida apenas contiene cinco panes y dos
peces. Trato de pensar en lo que puedo ofrecerte, mirar el cesto de mi vida y
ofrecértelo en tus manos, mientras escucho las olas.
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