El peregrino
recorre la fortificación renacentista situada en lo que antaño fue el barrio cristiano y el arraval morisco. Allí,
en la plaza del Pla se halla la capilla custodia de la patrona de Cocentaina,
la “Mare de Deu del Miracle”. Esta fue mandada construir por el conde D. Diego
Benavista, iniciándose la edificación el 20 de septiembre de 1656 y
concluyéndose con el traslado solemne del cuadro el 20 de enero de 1670.
Dos puertas y
la torre campanario, la primera de acceso al patio con pórtico de columnas
toscanas y la segunda presidida por el pequeño retablo cerámico de santa Clara
defendiendo el monasterio de san Damián contra los sarracenos. En el interior
de la sala de campanas de la torre anida la campana San Miguel o “campaneta de
les monges” de 81 kg. fundida en 1941.
La portada se
encuentra en el primer cuerpo del edificio, entre los contrafuertes y con arco
de medio punto enmarcando la puerta de hierro. A los pies de la nave se levanta
el coro alto sobre arco carpanel con ventana enrejada y la imagen de Cristo
crucificado. Le sigue la bóveda de cañón dividida en tres tramos y con lunetos.
Bajo el
trasparente coronado por doselete de estuco y óculo con la representación del
Espíritu Santo se levanta el camarín de la “Mareta”, donde se halla entronizado
el cuadro de la virgen de las veintisiete lágrimas, de rostro triguero, toca
blanca y manto azul sobre fondo aureo. Ambos lados del altar se abre el coro
bajo donde las clarisas se unen al pueblo en las celebraciones y la sacristía.
La decoración
y los cuadros de los Siete Dolors de San José y la Virgen María fueron
encargados al pintor lombardo Antonio Alipandri, mientras el pintor italiano
Paolo de Mattei pintó los lienzos representando escenas de la pasión, de la
vida de san Francisco y santa Clara, el milagro y el traslado de “la Mareta”.
Lectura: Miqueas 1, 3-4
Oración:
Padre. Al azar abro la Biblia y te escucho: “el
Señor sale de su lugar… a su paso se derriten las montañas, se resquebrajan los
valles como cera ante el fuego”. Busco los ojos de la “Mare de Deu”, siento tu
omnipotencia sobre los valles de mi alma.
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