viernes, 4 de octubre de 2019

Bocairent. Cristo del Calvario.


En lo alto del monte, cual faro en el mar de centelleantes aguas, la ermita del Cristo se alza, ofreciendo al caminante el lugar donde contemplar a Cristo, Señor del cielo y la tierra, el sol, la luna y las estrellas.
Sucedió el año 1536. Dos jóvenes peregrinos entraron en la villa, se detuvieron para contemplar el paisaje y exclamaron: “qué bonita montaña tienen ustedes aquí para hacer un calvario”. Al anochecer tres misteriosas iluminaron el altozano. El pueblo consideró a aquellos personajes ángeles enviados por Dios, acordando construir una ermita dedicada a Cristo crucificado, cuya imagen esculpida en 1537 fue entronizada en este lugar y contaba con la representación de los dos ladrones. Allí permaneció hasta ser destruida en 1936.
“En 1541 se fundó un beaterio en la ermita y hospedería, siendo la primera religiosa que ocupó la madre sor Cecilia Ferré, emparedada (mujeres que recluían en una habitación ubicada en las iglesias) de Santa Cruz de Valencia, e hija de esta villa, con algunas mujeres, las que iniciaron la vida recoleta” (Sanchis Sivera). Allí permaneció la comunidad hasta ser suprimida por el arzobispo Aliaga durante la visita pastoral de 1622, a causa de ser pocas y no vivir sujetas a regla monástica.
El santuario consta de cuatro cuerpos: la casa del capellán, la iglesia, la hospedería y la torre de estilo neoclásico con las campanas Soledad (40 kg.) y Santísimo Cristo del Monte Calvario (96 kg.) fundidas en 1952. Frente al templo y el reloj de sol una columna con capitel corintio y cruz invita a humillar el alma, antes de entrar en la iglesia por la puerta lateral y arrodillarse ante la imagen del crucificado.
Lectura: Juan 19, 41-42
Oración: 
Padre, ante la imagen de tu Cristo Crucificado representada en los azulejos de la puerta medito la sepultura de tu Hijo en el huerto. Ayúdame a vivir sepultado en tu corazón, a encontrar espacios de tiempo donde mi único pensamiento seas Tú, pintando con la Palabra la penumbra de mi vida, retirado de los vanos pensamientos.

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