El peregrino
se desliza serpenteando las calles de Alcoi, acariciado por la sombra que
proyectan los edificios modernistas de la ciudad.
Alcoi es ciudad
textil desde los albores de la Reconquista. Ya en 1287 fue constituido el
gremio de fabricantes de paños, votando por patrono y abogado a san Miguel
Arcángel, a quien honraban en la capilla ubicada en la desaparecida parroquia
de la Asunción. En 1497 edificaron una capilla en la calle Mayor, trasladándose
posteriormente al actual edificio ubicado en la calle Santa Rita, número 23,
lindante con la Real Fabrica de Paños de Alcoy o Escuela de Bolla (sello de
calidad textil). El 29 de septiembre de 1790 fue bendecido el edificio
construido por el maestro de obras Andrés Juan Carbonell, siendo restaurado en
1874, 1923 y 1939.
La fachada de
estilo clásico y simétrica forma un rectángulo dividido en tres cuerpos,
dominados por la portada enmarcada por dos pilastras y la inscripción CAPILLA
DE S. MIGUEL. Sobre la cornisa un altorelieve con la representación del
titular. Un amplio arco circunscribe la fachada y sobre este el campanario
corona el templo.
En el interior
es de planta en forma de cruz griega y nave única dividida en dos tramos. El
primero es coronado por la cúpula ciega sobre pechinas apoyadas en arcos de
medio punto que se afirman sobre cuatro pilastras con capitel corintio. De
estilo rococó contiene pinturas de los patronos de la ciudad y las alegorías de
los oficios de mayor relevancia en la época.
El segundo tramo cuenta con bóveda de cañón, fresco de san Miguel,
nichos con los patronos del gremio Santa Ana y el titular y altar mayor
dominado por el retablo de estilo neoclásico con la imagen del Príncipe de la
Milicia Celestial. El púlpito en el centro y la sacristía en el testero completan el interior del edificio.
Lectura: Marcos 13,33
Oración:
Padre. En este
lugar de oficio y laboriosidad me hablas y me indicas cual ha de ser la actitud
constante en mi vida: la vigilancia. “Velad entonces, porque no sabéis cuando
vendrá el señor de la casa”. Como Miguel, los cardadores y obreros fieles a su
oficio, me encuentre apartado de toda ociosidad, trabajando por el Reino.
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