viernes, 4 de octubre de 2019

Campo de Mirra. San Bartolomé.


El Camino del Cid y la Ruta de Villena, siguiendo al rey Jaime I desciende hasta la localidad alicantina de Campo de Mirra.
Y allí, en lo alzo del cerro de san Bartolomé se halla un lugar histórico, donde se cruzaron los caminos del monarca aragonés y el infante castellano Alfonso, quien con el devenir de los años alcanzaría el título de Alfonso X el Sabio.
“Avistámonos entre Almizra donde Nos nos aposentamos y Capdets [Caudete] donde puso él [el infante Alfonso] sus tiendas. […] Quiso él llegar hasta nuestro campamento  […] prefirió quedarse a fuera a la falda del mismo cerro, donde dispuso armar sus tiendas. Nos solazamos allí los dos muy amigablemente”, escribió Jaime I en el Llibre dels Fets (cap. 343).
Hundiendo sus pies el caminante en las huellas de la historia y recreando con la imaginación el encuentro entre caballeros cristianos, asciende acompañado por las estaciones del vía crucis. En lo alto del cerro las ruinas del castillo de Almizra, la torre anexa a la ermita y el retablo cerámico conmemorativo del Tratado de Amizra, por el que ambos se repartieron España.
El conjunto monumental cuenta con las ruinas arqueológicas del castillo,  pozo, humilladero o cruz sobre columna, mirador desde el que se divisan las provincias de Valencia, Alicante, Murcia y Albacete, la casa de convivencias, anexa a la ermita, y el santuario. Este tiene su origen en el edificio construido durante el siglo XVII, si bien posteriormente en 1917 se levantó el actual.
Consta de fachada con puerta, rotulo, óculo lobulado y cornisa mixtilínea quebrada por espadaña. El interior de bóveda de cañón, arcos fajones  y pilastras adosadas es presidido por el retablo neoclásico donde se venera al titular, san Bartolomé, y ménsulas sobre las que se asientan las imágenes de los santos Abdón y Senen.
Lectura: Isaías 2, 3
Oración: 
 “Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob” y asciendo hacia lo alto, embriagado por el silencio, la luz del Mediterráneo y los colores ocres y verdes del paisaje. Soledad y deseo de permanecer contigo en este lugar, sintiendo tu Presencia deslizándose entre las piedras.


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