Desde
Algemesí el Camino del Cid por carretera nos conduce a través de la CV-515 hasta Albalat de la Ribera. Allí en la
placeta que forma la confluencia entre las calles Cavallers y del Castell,
encuentra el peregrino la ermita.
Es
en la parte posterior, bajo un gran reloj de sol, los azulejos
informan sobre el origen de este lugar: “a les darreries del segle XIII el molt honorable Gonçal Garcia, Senyor
i Baró de la Vila i Ostiari major del Rei Jaume II el Just, erigi en aquest
lloc l’Hospital de l’Apostol Sant Pere, anomenat després dels Gloriosos i
Benaurats St. Roc i St. Sebastià. Fon bastit de nou i engrandit en 1340, per
privilegi del Rei Pere el Cerimonios a l’expectable Pere Maça de Liçana i de
Cornell, aleshores Senyor i Baró d’Albalat. En el segle XVIII i en el regnat de
Carles III d’Espanya, aci foren instal-lades les Cases de l’Ensenyança”.
El
18 de enero de aquel año concluyó la última restauración, dirigida por el
arquitecto D. Eduardo Alegre Fayos, a instancias del párroco D. José Ortega
Perales. En la bendición participaron los sacerdotes D. Ricardo Benedito, D.
José Benavent y D. Luis Doménech.
La
fachada consta de puerta adintelada con rótulo de la plaza, representación de
S. Roque, estación VII del via crucis, óculo ovalado, desagüe, farolas y
frontón de línea barroca, rematado por veleta. Unido a ella se encuentra la
torre con la campana fundida en 1748. El interior de planta rectangular, bóveda
de tres tramos, sacristía, capillas entre los contrafuertes y altar con las
imágenes de la Inmaculada y los patronos.
Lectura: Filipenses 3, 17-21
Oración: Padre. En esta plazoleta medito las palabras
del apóstol Pablo. Dos caminos ante mí, el que conduce a la perdición,
siguiendo las apetencias de lo terreno y el que transitan los “ciudadanos del
cielo”. Contemplo los personajes del retablo, todos ellos no se miran a sí
mismos. Le pido a san Roque, si no puedo ser santo, al menos sea como su perro,
capaz de compadecerme del hambre y las llagas de los demás.
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