miércoles, 31 de enero de 2018

Montitxelvo. El Salvador.


Se adentra el peregrino por la Ombria del Benicadell y les Terres de Rugat, de las huertas, los barrancos y peñas, estribaciones septentrionales del gran anticlinal Penibético. Montitxelvo, Rugat y Aielo de Rugat pueblos donde pasear placidamente, abrazados por el silencio, entrar en un bar, tomar un café, escuchar a los vecinos,  despertar el alma labriega y ascender desde la avenida Constitució siguiendo la ruta de la Creueta (Sendero Local—CV 83), “tossal” situado a un kilómetro del núcleo urbano al noroeste del municipio y 409 metros sobre el nivel del mar.

En la mitad del camino sale al encuentro del caminante el serpenteante y empedrado sendero, conduciéndole arropado por los pinos hasta la ermita recortada en la ladera del monte.

Allí detiene sus pasos y alla ante él a una bella pareja de enamorados: la ermita y el ciprés. Ella es pequeña, de ladrillo y argamasa. En su fachada se alza la puerta de arco gótico con su tímpano enlucido de yeso, cornisa, frontón triangular de ladrillo rojizo, el vano puntiagudo sin campana y rematando el edificio la cruz de hierro forjado.

En su interior se venera la imagen de Cristo Salvador. Es esta devoción el motivo de su construcción a finales del siglo XIX.

José Climent Pastor deseaba construir un edificio dedicado a Nuestro Señor y “hacer alguna cosa al pueblo”, alzando la ermita. Esta además contaba con un antiguo calvario con capillitas levantadas a expensa de familias devotas, si bien posteriormente fue demolido y nada queda. Así lo contó el teniente alcalde Juan Martínez Ferrandis a José Lluch Garín y lo narra el autor en el artículo publicado el 5 de enero de 1969.

Lectura: Esdras 9, 14-15

Oración: Padre, abro la Biblia al azar, mis ojos se detienen en este fragmento de la oración penitencial de Esdras. Pienso en mi vida, mis pecados, mis faltas de fe, esperanza y amor. Soy como una vieja ermita, pero acariciada por el sol, acompañada por los árboles, escucho en silencio, “aquí nos tienes con nuestras culpas; en verdad, somos indignos de estar en tu presencia” y rezo “aquí me tienes con mis culpas, soy indigno de estar en tu presencia”, “soy indigno, aquí me tienes”.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario