Se adentra el
peregrino por la Ombria del Benicadell y les Terres de Rugat, de las huertas,
los barrancos y peñas, estribaciones septentrionales del gran anticlinal
Penibético. Montitxelvo, Rugat y Aielo de Rugat pueblos donde pasear
placidamente, abrazados por el silencio, entrar en un bar, tomar un café,
escuchar a los vecinos, despertar el
alma labriega y ascender desde la avenida Constitució siguiendo la ruta de la
Creueta (Sendero Local—CV 83), “tossal” situado a un kilómetro del núcleo
urbano al noroeste del municipio y 409 metros sobre el nivel del mar.
En la mitad
del camino sale al encuentro del caminante el serpenteante y empedrado sendero,
conduciéndole arropado por los pinos hasta la ermita recortada en la ladera del
monte.
Allí detiene
sus pasos y alla ante él a una bella pareja de enamorados: la ermita y el
ciprés. Ella es pequeña, de ladrillo y argamasa. En su fachada se alza la
puerta de arco gótico con su tímpano enlucido de yeso, cornisa, frontón
triangular de ladrillo rojizo, el vano puntiagudo sin campana y rematando el
edificio la cruz de hierro forjado.
En su interior
se venera la imagen de Cristo Salvador. Es esta devoción el motivo de su
construcción a finales del siglo XIX.
José Climent
Pastor deseaba construir un edificio dedicado a Nuestro Señor y “hacer alguna
cosa al pueblo”, alzando la ermita. Esta además contaba con un antiguo calvario
con capillitas levantadas a expensa de familias devotas, si bien posteriormente
fue demolido y nada queda. Así lo contó el teniente alcalde Juan Martínez
Ferrandis a José Lluch Garín y lo narra el autor en el artículo publicado el 5
de enero de 1969.
Lectura: Esdras 9, 14-15
Oración: Padre, abro la Biblia al azar, mis ojos se detienen
en este fragmento de la oración penitencial de Esdras. Pienso en mi vida, mis
pecados, mis faltas de fe, esperanza y amor. Soy como una vieja ermita, pero
acariciada por el sol, acompañada por los árboles, escucho en silencio, “aquí
nos tienes con nuestras culpas; en verdad, somos indignos de estar en tu
presencia” y rezo “aquí me tienes con mis culpas, soy indigno de estar en tu
presencia”, “soy indigno, aquí me tienes”.
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