miércoles, 31 de enero de 2018

Albaida. Cristo del Calvario.


En la que fuera cabeza de partido judicial en tiempos del diccionario Madoz (1845) y en las proximidades de la antigua carretera Barcelona-Algeciras (Nacional 340) se encuentra el pequeño calvario con su ermita y altares del via crucis. Lugar de paz y armonía donde antes de emprender el ascenso al puerto de Albaida el caminante descansa contemplando el valle custodiado por las montañas del Benicadell, Atzeneta, Covalta y Agullent, en su parte meridional.

Y allí rodeada de cipreses que guardan entre sus troncos las capillitas donde se veneran en paneles cerámicos los catorce momentos de la Pasión.

Es la ermita pequeña de color blanco y crema, situada bajo la sombra de una chimenea industrial de ladrillo.

“Tiene una elegante fachada coronada por una cruz de piedra sobre una cornisa de curvas barrocas” (Lluch Garin), con seis escalones por los que se sube a la puerta adintelada, sobre la que se abre el óculo o ventana pequeña y redonda decorada con una moldura. A estos elementos  se suma una farola de hierro anclada a la  pared.

Gracias a la ventana rectangular abierta en la puerta y protegida por una celosía el peregrino puede acercar su rostro al interior de ella,  pintado con los mismos colores que la parte exterior. El pequeño recinto es de techo plano con un retablo neoclásico en el ábside, cuya ornacina acristalada de madera guarda la imagen de Cristo crucificado, muerto y con rostro inclinado. A los pies dos pequeñas tallas de virgen María y numerosos búcaros con flores artificiales. El piso es de losetas ajedrezadas, venerándose en las paredes litografías con representaciones religiosas.

Lectura: Romanos 1, 6

Oración:  Padre. Aquí me tienes, en esta colina entre la ciudad de Albaida y la línea que divide las provincias de Valencia y Alicante. Después de contemplar la imagen, guardada en mi memoria, abro la Biblia, leo, medito y contemplo la Palabra que en este lugar me diriges: “pues no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree”. Ante la imagen confieso creo en tu Hijo y en el Evangelio, la respuesta que hoy necesita la sociedad.

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