Al pie de la
sierra y en la embocadura del puerto de Albaida, siguiendo el trazado del
camino real que conduce a Alicante y Játiva, se encuentra el pueblo más elevado
del valle, “largo y angosto de calles irregulares” (Mádoz). En los “extramuros
del lugar se halla la ermita del Santísimo Cristo del Calvario, cuya imagen es
muy venerada en torno a aquel valle” (Sanchis Sivera).
Le precede la
amplia avenida franqueada por las blancas estaciones del via crucis y los
verdes cipreses.
La historia
del lugar arranca en 1708 cuando mossen Josep Girones promovió la construcción
de una ermita y un calvario con el fin de venerar allí la imagen antigua del Crucificado. Concluidas
las obras en 1709 la talla fue sustituida en 1722 por el actual Cristo de la
Fe, quien durantela Guerra de la Independencia sufrió el castigo de los franceses,
siendo quemada por las tropas napoleónicas. Rescatado de las llamas, el fuego
pintó en ella el color por el que comenzó a conocerse entre los devotos con el
apelativo de “el Morenet”. Medio siglo antes la ermita había sido derribada,
alzándose la segunda. Finalmente durante los años 1883-1890, a instancias de
mossen Sebastià Dominguez fue edificado el actual santuario de estilo
neogótico.
La fachada cuenta con dos pequeños jardines,
una espadaña central y sendas torres donde se albergan las campanas fundidas en
1939: Virgen del Carmen (23 kg.), San José (34 kg.) y Santísimo Cristo del
Monte Calvario (77 kg.) y dos jardines laterales.
En el interior
domina el lugar el cromático altar neobizántino donde se venera la imagen del
patrono. Esta es custodiada por dos
ángeles y los cuatro evangelistas. Desde él se accede a la sacristía comunicada
con el exterior por un recoleto jardín lateral. En la nave destaca el coro
situado en la cabecera, las vidrieras y
el zócalo de cerámica valenciana.
Lectura: 2 Corintios 1, 3-4
Oración: Padre.
Aquí, frente a la ermita elevo la alabanza hacia quien “nos consuela en
cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los
demás mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados”. Y lo
experimento, en la paz y el silencio. En las frías noches me consuelas con tu
presencia.
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