miércoles, 31 de enero de 2018

Bèlgida. San Antonio Abad.


El Camino de San Blas une Montaverner y Bélgida. Es senda de esperanza y recuerdo conmemorado cada lunes de pascua. Memoria de la memorable jornada de 1678, cuando la imagen llevada desde Bélgida obró el milagro, sanando a los enfermos del garrotillo.

Entre ambas iglesias parroquiales se halla un árbol y una ermita. Esta dedicada a san Antonio Abad. Rodeada por olivos y árboles frutales, le preceden cual escolta regia seis altos cipreses.

Ante ellos detiene los pasos el caminante, contemplando la amplia fachada precedida por un porche abierto por tres arcos y formada por el frontón triangular con espadaña sin campana y cruz como remate.

Atravesado el umbral tres puertas dan acceso al oratorio y dos viviendas. La situada en la derecha fue habitada por un ermitaño y posteriormente una familia necesitada. En la puerta se halla la aldaba de hierro con la clásica forma de mano. El edificio de la izquierda fue destinado hasta 1858 como escuela. Trasladadas al interior de la villa y merced a la gran labor de fray Vicente Pla, se habilitó allí una Casa de Caridad y lazareto donde cuidar a los enfermos víctimas de una epidemia o enfermedad contagiosa.

La puerta central dotada con una amplia mirilla da paso al oratorio. Este comenzó a construirse durante el siglo XVI, siendo bendecido por el canónigo de la catedral de Valencia D. Lorenzo Belvis el día 28 de julio de 1721.

Desde el ventanillo el peregrino contempla la nave con las capillas laterales, los lunetos ciegos, la bóveda de medio cañón, el púlpito, el moderno altar de madera y sobrio retablo donde se venera la imagen del santo anacoreta.

Lectura: Isaías 38

Oración:   Padre, en este lugar leo el poema del rey de Judá Ezequías, oración del justo con ocasión de la enfermedad y restablecimiento. Entre los versos resuena con fuerza “El Señor está cerca de los suyos: / ¡Señor, en ti espera mi corazón! Que se reanime mi espíritu. / la amargura se me volvió paz / cuando detuviste mi alma / ante la tumba vacía”. Permanezco el silencio de quien se siente mirado por Ti.

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