jueves, 6 de diciembre de 2018

Bocairent. Sant Antoni Abad.





Atrás queda la ciudad de Ontinyent. El caballero y el monarca prosiguen su camino hacia Villena y cual escudero de D. Rodrigo Díaz de Vivar y D. Jaime I de Aragón les acompaña el peregrino.

Se suceden los pasos, los caminos y los edificios: el Pou Clar, la CV 81 (Ontinyent-Villena), el barranc dels Tarongers, la Ruta 6 de la la Vall d’Albaida, la garganta, los molinos de Patiràs, Lluna y Pep Joan, la Casa de Beneito y después de ascender una loma y descender un collado la mirada descansa sobre la ermita de san Antonio Abad, también llamada del Porquet o de Baix.

Erigido en 1506 por los Canónigos Regulares (de san Agustín) de la Orden de San Antonio Abad, conocidos con el sobrenombre de antonianos, alzaron dos edificios anexos, la casa del ermitaño y la ermita. En la primera a mediados del siglo XX vivió un ermitaño a quien le habían amputado una pierna. Apoyándose en una muleta recorría el pueblo “demanant limosna per al pare sant Antoni” (Lluch Garin, ermitas, I). Sobre el hastial se levanta la espadaña de líneas barrocas con campana.

El acceso a la ermita se sitúa en una de las paredes laterales, entre contrafuertes. Esta consta de puerta enmarcada por un arco románico, cruz y escudo grabados en la piedra, retablillo cerámico dedicada a san Antonio y farola de hierro forjado.

Su interior rectangular cubierto por la bóveda de crucería sobresaliendo las pinturas murales barrocas del siglo XVIII, pintadas al temple, representándose escenas de la vida de los santos Antonio Abad y de Padua, Tomás de Villanueva, Jerónimo, Francisco de Asís, entre otros. La imagen del titular se venera en un retablo, acompañada por san Blas y san Isidro. El día 17 de enero a las 17 horas su rostro queda completamente iluminado por los rayos del sol. 

Lectura: 2 Reyes 2

Oración: 

Padre leo el episodio de la separación de Elías y Eliseo. Mientras el profeta ascendía sobre un carro de fuego, el discípulo exclamaba: “¡Padre mío, padre mío! ¡Carros y caballería de Israel!” (2, 12). Y recuerdo los santos que son mís guías, los carros sobre los que camino con tu Hijo.

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