lunes, 3 de diciembre de 2018

Ontinyent. San José.


Subiendo por el camino real de Gandía a Ontinyent, de la costa valenciana a la meseta castellana, del mar a la tierra, el peregrino avanza hacia la ciudad industrial y laboriosa, Ontinyent, capital de la comarca del Valle del Albaida, tierra de gente trabajadora.

Si bien antaño eran estas tierras cultivadas y sembradas de ajos, origen de la fiesta del Cúgol. En el presente se alzan las naves herederas muchas de ellas de las siete máquinas de cardar e hilar lanas, capaces de producir más de 63.000 varas de paños, 6.000 sayales, 42.000 de lienzos,…

Sumergida en el polígono industrial de “El Pla” y cual carpintería de José e hijo Jesús, se alza la ermita dedicada al patrono de los obreros.

Su origen se remonta a principios del siglo XX, cuando los franciscanos promovieron la construcción de un templo con escuela y vivienda para el maestro. En 1913 fue bendecida la primera piedra y en 1919 abierta al culto, reformándose en 1989.

Exenta, sin edificios colindantes, con un pequeño jardín cercado por la valla, se levanta el santuario.

Este se divide en la ermita y la casa del ermitaño y antigua escuela. La fachada de estilo gótico indefinido,  según anotó Luis B. Lluch Garín, consta de puerta con arco ojival, cornisa de línea piramidal, cortada en su vértice por espadaña con jarrones de adorno (cf.L.B. Lluch Garín). Esta alberga la campana con la inscripción “SAN JOSE DEL PLA ONTENIENTE AÑO 1941”, cuyo es de 38 kg. (campaners.com).

El interior amplio, majestuoso y rectangular se halla presidido por el ábside pentagonal con el retablo de san José en el centro y los cuadros de las visiones de san Francisco. Venerándose en los altares las imágenes de la V. del Rosario, san Antonio Abad y el Niño Jesús de Praga, siguiendo la descripción del ermiteador valenciano.

Lectura:  Eclesiástico 22, 1-2

Oración: 

Padre me adviertes del peligro de ser una persona perezosa, “todos silban al ver su indignidad”. Que nunca me deje llevar por la comodidad y ociosidad, sino haga de mi vida un taller donde las gotas de sudor se diluyan en las de José y Jesús.

 

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