lunes, 3 de diciembre de 2018

Aielo de Malferit. El Calvario.


El peregrino, habiendo atravesado la Serra Grossa desde Vallada y entrado en la comarca del Valle de Albaida, desciende por la carretera Moixent-Aielo de Malferit (CV 651), entrando  en la calle Diputación Provincial de Valencia y deteniéndose en la ermita dedicada en su origen a San Joaquín y posteriormente a san Engracio, cuyas reliquias fueron trasladadas desde el cementerio de santa Priscila de Roma hasta la iglesia parroquial de San Pedro por el guardián del convento Santi Quaranta, fray José Soler el 2 de agosto de 1840.
Titulada con diversos nombres, del Calvari, de san Joaquín y santa Ana, san Engracio, constituye el punto de partida de la senda de La Solana o de la Foia Redona (PR-CV 125).
Los cipreses y las estaciones del vía crucis sobre pedestales prismáticos, protegidas por una reja de hierro, invitan al despojo interior para encontrarse con Dios, que le espera tras los muros.
De doble fachada, el cuerpo anterior está formado por atrio o porche, con cancela de hierro cerrando la puerta de arco formalete.
Sobre el vértice de la fachada posterior se alza la espadaña con tejadillo de faldones y en el vano la campana “Jesús, José y María” fundida en 1727, fecha de la dedicación del templo.
Al interior, de grandes dimensiones y buena arquitectura se accede por la puerta de madera, sobre ella se encuentra un retablillo representando a san Joaquín y la virgen María. El espacio es dominado por el altar neoclásico al que se suman las hornacinas laterales del mismo estilo. Venerándose las imágenes del san Joaquín y santa Ana y san Engracio mártir, además del sepulcro de María Inés Ribes Castelló, “beata profesa del Carmen… bienhechora de esta capilla”.
Lectura:  Romanos 7, 4
Oración:  
Padre, abro la Biblia y me hablas en las palabras del apóstol Pablo: “vosotros habéis muerto a la ley por el cuerpo de Cristo, a fin de que podáis uniros a otro, es decir, a aquel que resucitó de entre los muertos”. Unido a tu Hijo, busco vivir más allá de los mínimos de ley, el amor sin límites.
 

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