lunes, 3 de diciembre de 2018

Ontinyent. Sant Esteve.


El peregrino se detiene a orar ante la imagen del patrono de los caminantes, san Rafael, ubicada en la iglesia parroquial del barrio al que da nombre. Acompañado por el arcángel cual Tobías en busca de Sara, reemprende el camino: Dr. Fleming,  Jacinto Benavente, Almansa, carretera Fontanars (CV-660), entre los puntos kilométricos 46-47 y camino Ca Cristina.
Alza mirada y sobre la rocas recortadas se eleva la ermita, cuyo titular desde 1702 protege la comarca de la tempestad y el pedrisco. Una gran paz le rodea cuando corona la cima. Camina por el desierto, guiado por la sombra férrea del custodio del lugar. Desde el mirador observa el horizonte: pinares supervivientes del fuego, matorral de las hierbas aromáticas, el romero, la pebrella y el tomillo, coscollas y bosque bajo mediterráneo, huertas, pueblos, el Valle de Albaida, los términos de Villena y Caudete,  las cimas del Benicadell, Covalta y Montcabrer, mientras goza de los rosáceos y cambiantes colores pintados sobre el cielo al atardecer. Abandonado el desierto asciende hacia la atalaya, formada por la torre, la casa del ermitaño y el templo.
Sendos arcos ojivales el atrio con la plazoleta. El caminante entra por ellos y se sitúa en el centro, rodeado por la naturaleza, la torre campanario de dos cuerpos donde suenan  las campanas Sant Esteve (1945, 37 kg.) y Sant Esteve, la Curra (1986, 46 kg.), la antigua vivienda del ermitaño, convertida en refugio de montaña y la nave solitaria de bóveda de medio cañón rebajada por arco fajón, lunetos ciegos y el altar donde se venera la imagen del “Santet”.
Y recuerda la noche del penúltimo sábado de julio cuando antaño “els fogaters” se encendían una hoguera y en el presente representan el fuego en un espectáculo lumínico.
Lectura:  Salmo 77, 17-21
Oración: 
Padre. En el atrio, contemplo el horizonte, oro: “las nubes descargaban sus aguas,…, mientras guiabas a tu pueblo”. El cielo azul acariciado por los rayos del sol. El cielo gris, desgarrado por los rayos de la tormenta. Mi vida. En ella tú me guías, te sumerges conmigo cuando camino bajo un el chaparrón o  la caricia del sol.

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