Desciende
el caminante en la última estación de la línea 1 de Metro Valencia. Tras el
camino de hierro queda la senda de asfalto, tierra y agua, trazada por la ruta
de Utxera. Fue en el lugar donde se
hallaban las antiguas eras, ubicadas al noroeste, en el “extremo del pueblo”
(J.Sanchis Sivera), donde en 1772, el
agricultor Antonio Bella, devoto de la santa, sufragó el actual santuario, hijo
de la ermita ubicada más cerca de la villa y asolada por el terremoto de Montesa
(1758).
Éste
“se sostiene por la piedad de los vecinos, cuyas limosnas recoge un ermitaño
encargado de conservar y mantener” (Diccionario Madoz, 1850, T.VI),
destinándose a hospital de los enfermos del cólera (1865) y escuela de niños (1886). Siglos después el
peregrino encuentra la calidez de la plaza con su arbolado, palmeras y fuente
en forma de torre, con un pequeño retablo cerámico alusivo a san Antonio Abad.
Allí contempla la ermita de cornisa barroca y espadaña formada por dos bajos y
gruesos pilares, con campana y veleta. La puerta de arco escarzano cuenta con
dos aldabas de hierro. Sobre ella resplandece el panel devocional dedicado a
santa Bárbara, en oración a los pies de la torre. La planta del edificio es
rectangular, de pilastras adosadas con capitel dórico, bóveda de cañón con
arcos fajones, artesonados en el intradós (Luis Lluch Garin) y cascarón del
presbiterio neogótico. En el interior se veneran las imágenes de santa Bárbara,
san José, la Virgen de Fátima, el Niño Jesús de Praga y el crucificado, a los
que se suma un cuadro copia de la Inmaculada de Juan de Juanes.
Lectura: 1 Reyes 8, 12-13
Oración: Padre.
Alzo la mirada y contemplo el sol. ¡Cuántas veces en este lugar el labrador
levantó el rostro pidiendo al astro clemencia mientras trillaba las mieses! Y
Tú quisiste estar a su lado, acompañando a quien con el sudor de su frente se
ganaba el pan. En silencio te pido por el alma de quienes alzaron la horca y
por cuantos cada día riegan los campos con el sudor de su frente.
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