Siguiendo
las estaciones del via crucis, acompañados por los cipreses del jardín de la
amargura y bajo la mirada del castillo
de Xàtiva, descubre el peregrino la ermita dedicada al Cristo del Milagro.
La
recogida plazoleta con la cruz de piedra y la casa del ermitaño aneja, arropan
el santuario, unido históricamente al terremoto de Montesa. “El año mil
setecientos / cuarenta y ocho corria / cuando la tierra afligía / el Señor con
movimientos, / por vuestra imagen se vió / este pueblo asegurado”. En los gozos
además se canta la curación de un niño tullido y la protección frente a “las
fiebres, ahogos [y] quebrantos”. Posteriormente el templo fue profanado y la
imagen destruida. Concluida la contienda se procedió a la renovación integral
del edificio, entronizando la imagen actual, obra Joaquín Vila.
El
caminante descansa la mirada sobre las líneas barrocas, los retablos de
cerámica, el óculo, la cornisa, la cruz de piedra, coronando la fachada y la
torre cuadrada del campanario, custodia de la campana “Santo Tomás”, fundida
por Juan Bta. Roses (Atzeneta de Albaida) en 1939. En ella se grabó el nombre
del coadjutor D. Jenaro Tortosa López (campaners.com).
Un
cartel indica: “si desea obtener cirios (velones) de ofrenda al Cristo, pase
por la casa del ermitaño”, familia merced a la cual la ermita se encuentra
abierta, pudiendo entrar el peregrino y rezar ante las imágenes de Cristo
Nazareno, en la Columna y Yacente, la V. de los Desamparados y de los
Dolores, santa Ana, san Nicolás de Barí,
y ofreciendo una vela al Cristo, quien con el rostro inclinado y la mirada
serena penetra el alma.
Lectura: Lucas 19, 38
Oración: Padre.
Lo sabes, necesitamos iglesias abiertas, donde detenernos para reposar en tu
corazón. Gracias a esta familia puedo entrar en la ermita y rezar a tu hijo
crucificado. El corazón descansa en el silencio y siente el abrazo de tu Hijo
Jesús. A Él le canto: “¡Bendito el rey que viene / en nombre del Señor! Paz en
el cielo / y gloria en las alturas”.
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