En
la salida 396 de la A-35 el caminante regresa al “Nuevo Camino Real de Madrid”
(1760-1788), dirigiendo los pasos hacia Rotglà i Corberà. En el corazón del
antiguo núcleo de Corberà, fusionado con el primero en 1854, la blanca fachada
de la antigua iglesia parroquial, lugar donde en el s. XVII los Marqueses de
Bélgida levantaron una capilla dedicada a san Antonio Abad, anexa al palacio
nobiliario. Posteriormente ambos fueron asolados por el terremoto de Montesa,
reconstruyéndose durante el s. XIX la iglesia y casa del santero
(ermitascomunidadvalenciana.com).
Dos
inscripciones rinden homenaje a los
párrocos D. Bernardo Mondria Coll y D. Miguel Sanz Garrigós. El primero prometió en 1885 a la Virgen si el pueblo se
libraba del cólera celebrar una procesión con la imagen, si bien murió víctima
de la epidemia. El segundo, sucesor de éste
ofreció su vida a la Virgen a cambio que no muriese ningún vecino y así
sucedió, siendo la última víctima enterrada. La talla fue regalada por el Conde
de Sellent, quien hospedado en el lugar con la imagen y considerando señal
divina que la tormenta le impidiese
regresar a su pueblo la regaló al pueblo.
Sobre
la puerta el retablo de azulejos nos ofrece la representación de María
Auxiliadora protegiendo del diablo a un niño. Corona la fachada la espadaña con
dos vanos, uno de ellos con la campana (1936), el frontón triangular y la
veleta. En el interior consta de altar barroco, con dos lienzos de la
Anunciación y la Ascensión pegados en la bóveda (Luis B. Lluch, 1969).
Lectura: Mateo 10,39
Oración: Padre.
Leo los nombres de estos sacerdotes y rezo por ellos y por los que después de
una vida de entrega total a sus parroquias mueren acompañados por las olas del
recuerdo de sus parroquias, sus gentes a las que tanto amaron y tanto amor le
dieron. En el corazón de Corberà le rezo a la Virgen, mientras voy recordando
los nombres de quienes un día, con la eucaristía y el sacramento del perdón me
defendieron del diáblo.
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