miércoles, 17 de febrero de 2016

Montesa. Cristo del Calvari.


“Al pie de uno de esos anchos pliegues se abre el paisaje de la ermita, que es como un oasis enclavado en la sencillez y sequedad del monte, recordando una estampa de la eterna Palestina: olivos, algarrobos, bancales de tierra blanca” (Luis B. Lluch Garin), a los que se suman los modernos regadíos con sus huertas de naranjos.

El lugar, levantado posiblemente a principios del s. XVIII, sirvió de iglesia parroquial después de los terremotos de 1748, hallándose en 1900 en estado de abandono. Ese mismo año mossen Antonio Arlandis recuperó el calvario. Posteriormente el párroco D. Pascual Gisbert Jordá (1909-1921) promovió la reparación de la ermita. Profanada en 1936, desde la postguerra hasta la actualidad el edificio y entorno han sido rehabilitados, ofreciendo de este modo un remanso de paz, donde salen al encuentro del caminante las estaciones del via crucis, con los modernos retablos, pintados por el ceramista local Santos Perales Terol en 1992,  las negras farolas y los verdes cipreses (www.museumontesa.com).

Éste se detiene ante la blanca fachada, con zócalo representando el paso del mar Rojo y la resurrección de Cristo; el frontón mixtilíneo y la espadaña sin campana. Alzando la vista descubre la cúpula de tejas morunas, coronada por la cruz con los brazos en forma de flor de lis.

Asomándose por las ventanillas ubicadas en la puerta, mira la nave de proporciones elegantes, donde las pilastras rematadas por capiteles dóricos con ovas se alzan hacia la bóveda de medio cañón y la cúpula ciega, asentada sobre pechinas; y contempla la imagen de Cristo Crucificado, obra de Remigio Soler, quien llagado y de rostro inclinado abraza en el vacío de la ermita a sus hijos y fieles devotos.

Lectura:  1 Corintios 1, 23-25

Oración: Padre. Contemplo la imagen, leo el texto bíblico, medito tu palabra: “nosotros predicamos a un Cristo crucificado” y rezo la oración anónima: “No me mueve mi Dios para quererte…; tú me mueves, Señor, muéveme el verte, clavado en una cruz y escarnecido”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario