jueves, 6 de diciembre de 2018

Bocairent. Sant Antoni Abad.





Atrás queda la ciudad de Ontinyent. El caballero y el monarca prosiguen su camino hacia Villena y cual escudero de D. Rodrigo Díaz de Vivar y D. Jaime I de Aragón les acompaña el peregrino.

Se suceden los pasos, los caminos y los edificios: el Pou Clar, la CV 81 (Ontinyent-Villena), el barranc dels Tarongers, la Ruta 6 de la la Vall d’Albaida, la garganta, los molinos de Patiràs, Lluna y Pep Joan, la Casa de Beneito y después de ascender una loma y descender un collado la mirada descansa sobre la ermita de san Antonio Abad, también llamada del Porquet o de Baix.

Erigido en 1506 por los Canónigos Regulares (de san Agustín) de la Orden de San Antonio Abad, conocidos con el sobrenombre de antonianos, alzaron dos edificios anexos, la casa del ermitaño y la ermita. En la primera a mediados del siglo XX vivió un ermitaño a quien le habían amputado una pierna. Apoyándose en una muleta recorría el pueblo “demanant limosna per al pare sant Antoni” (Lluch Garin, ermitas, I). Sobre el hastial se levanta la espadaña de líneas barrocas con campana.

El acceso a la ermita se sitúa en una de las paredes laterales, entre contrafuertes. Esta consta de puerta enmarcada por un arco románico, cruz y escudo grabados en la piedra, retablillo cerámico dedicada a san Antonio y farola de hierro forjado.

Su interior rectangular cubierto por la bóveda de crucería sobresaliendo las pinturas murales barrocas del siglo XVIII, pintadas al temple, representándose escenas de la vida de los santos Antonio Abad y de Padua, Tomás de Villanueva, Jerónimo, Francisco de Asís, entre otros. La imagen del titular se venera en un retablo, acompañada por san Blas y san Isidro. El día 17 de enero a las 17 horas su rostro queda completamente iluminado por los rayos del sol. 

Lectura: 2 Reyes 2

Oración: 

Padre leo el episodio de la separación de Elías y Eliseo. Mientras el profeta ascendía sobre un carro de fuego, el discípulo exclamaba: “¡Padre mío, padre mío! ¡Carros y caballería de Israel!” (2, 12). Y recuerdo los santos que son mís guías, los carros sobre los que camino con tu Hijo.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Bocairent. Mare de Deu d'Agost.










Entra quien recorre los caminos del Cid y Jaime I en la ciudad de Ontinyent por el “Pont Vell” (1500-1501), sigue la plaza de Baix, atravesando el pasadizo desde el pasaje que le une a la plaza Major y en la noche se adentra en el centro histórico de esta ciudad.

Laberinto de calles, callejuelas, callejones protegidos por las murallas sobre cuyos lienzos se alzan las casas, las torres de los Abellans, Barcacona y el Hospital, sorprendiendo en la noche al forastero con el sonido de las campanas del campanario más alto de la Comunidad Valenciana (71,61 m.), mientras recorre con la mirada la iglesia gótica de santa María.

Alcázar musulmán conquistado por Jaime I en 1245, repoblado por colonos cristianos tras la revuelta y expulsión mora y constituida villa real tres años después.

Fue él quien autorizó en 1256 la abertura de la puerta de acceso a la plaza del Castillo, dedicada a san Pedro y posteriormente encomendada a san Roque. En ella se halla el palacio de la Duquesa de Almodovar, construido en diferentes fases durante los siglos XIII-XIX.

Abierta entre las casas, el conjunto está formado por dos arcos formaletes, la blanca techumbre sustentada por las vigas de madera y el pequeño altar dedicado al abogado contra la peste. 

Abierto a la plaza por el balconcillo formado por tres arcos ojivales y barandilla de hierro forjado. En se venera el cuadro cerámico de san Roque.

Y sale el peregrino después de orar ante el santo de Montpellier, de gran devoción en las tierras valencianas. Es momento para contemplar el río Clariano con su fértil vega y seguir paseando y disfrutando del Ontinyent medieval de caballeros, tejedores y labriegos.

Lectura: Salmo 43

Oración: 

 Padre. Antes de abandonar esta ciudad camino de Castilla, abandono mis pensa-mientos para abandonarme en los tuyos y rezo esta oración. “Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría”.



Ontinyent. Portal de Sant Roc.



Entra quien recorre los caminos del Cid y Jaime I en la ciudad de Ontinyent por el “Pont Vell” (1500-1501), sigue la plaza de Baix, atravesando el pasadizo desde el pasaje que le une a la plaza Major y en la noche se adentra en el centro histórico de esta ciudad.
Laberinto de calles, callejuelas, callejones protegidos por las murallas sobre cuyos lienzos se alzan las casas, las torres de los Abellans, Barcacona y el Hospital, sorprendiendo en la noche al forastero con el sonido de las campanas del campanario más alto de la Comunidad Valenciana (71,61 m.), mientras recorre con la mirada la iglesia gótica de santa María.
Alcázar musulmán conquistado por Jaime I en 1245, repoblado por colonos cristianos tras la revuelta y expulsión mora y constituida villa real tres años después.
Fue él quien autorizó en 1256 la abertura de la puerta de acceso a la plaza del Castillo, dedicada a san Pedro y posteriormente encomendada a san Roque. En ella se halla el palacio de la Duquesa de Almodovar, construido en diferentes fases durante los siglos XIII-XIX.
Abierta entre las casas, el conjunto está formado por dos arcos formaletes, la blanca techumbre sustentada por las vigas de madera y el pequeño altar dedicado al abogado contra la peste. 
Abierto a la plaza por el balconcillo formado por tres arcos ojivales y barandilla de hierro forjado. En se venera el cuadro cerámico de san Roque.
Y sale el peregrino después de orar ante el santo de Montpellier, de gran devoción en las tierras valencianas. Es momento para contemplar el río Clariano con su fértil vega y seguir paseando y disfrutando del Ontinyent medieval de caballeros, tejedores y labriegos.
Lectura: Salmo 43
Oración: 
 Padre. Antes de abandonar esta ciudad camino de Castilla, abandono mis pensa-mientos para abandonarme en los tuyos y rezo esta oración. “Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría”.

Ontinyent. San José.


Subiendo por el camino real de Gandía a Ontinyent, de la costa valenciana a la meseta castellana, del mar a la tierra, el peregrino avanza hacia la ciudad industrial y laboriosa, Ontinyent, capital de la comarca del Valle del Albaida, tierra de gente trabajadora.

Si bien antaño eran estas tierras cultivadas y sembradas de ajos, origen de la fiesta del Cúgol. En el presente se alzan las naves herederas muchas de ellas de las siete máquinas de cardar e hilar lanas, capaces de producir más de 63.000 varas de paños, 6.000 sayales, 42.000 de lienzos,…

Sumergida en el polígono industrial de “El Pla” y cual carpintería de José e hijo Jesús, se alza la ermita dedicada al patrono de los obreros.

Su origen se remonta a principios del siglo XX, cuando los franciscanos promovieron la construcción de un templo con escuela y vivienda para el maestro. En 1913 fue bendecida la primera piedra y en 1919 abierta al culto, reformándose en 1989.

Exenta, sin edificios colindantes, con un pequeño jardín cercado por la valla, se levanta el santuario.

Este se divide en la ermita y la casa del ermitaño y antigua escuela. La fachada de estilo gótico indefinido,  según anotó Luis B. Lluch Garín, consta de puerta con arco ojival, cornisa de línea piramidal, cortada en su vértice por espadaña con jarrones de adorno (cf.L.B. Lluch Garín). Esta alberga la campana con la inscripción “SAN JOSE DEL PLA ONTENIENTE AÑO 1941”, cuyo es de 38 kg. (campaners.com).

El interior amplio, majestuoso y rectangular se halla presidido por el ábside pentagonal con el retablo de san José en el centro y los cuadros de las visiones de san Francisco. Venerándose en los altares las imágenes de la V. del Rosario, san Antonio Abad y el Niño Jesús de Praga, siguiendo la descripción del ermiteador valenciano.

Lectura:  Eclesiástico 22, 1-2

Oración: 

Padre me adviertes del peligro de ser una persona perezosa, “todos silban al ver su indignidad”. Que nunca me deje llevar por la comodidad y ociosidad, sino haga de mi vida un taller donde las gotas de sudor se diluyan en las de José y Jesús.

 

Ontinyent. La Concepció.


Ontinyent es la ciudad de las once ermitas. A ellas se refería el rey Carlos III, cuando mandó escogiesen como ermitaños de s. Vicente Ferrer, sta. Ana, s. Onofre, s. Esteban y santa Bárbara, a extramuros, y N.S. de los Ángeles, sta. Ana, Santísima Trinidad, s. Roque, La Magdalena y s. Jaime a intramuros a hombres y mujeres que supiesen bien la doctrina cristiana y el modo de ayudar en la misa (cf.Lluch Garín. Ermitas y paisajes de Valencia, II, pgs. 164ss).
“En día el arrabal es tres veces más grande que el antiguo casco de la villa” (Madoz, año 1849, XII, pg. 287) y en él, en el número 22 de la calle san Antonio, se encuentra la conocida por los vecinos con el apelativo de “ermiteta”, también titulada antaño Nuestra Señora de la Paz.
Data de 1606 y fue promovido por mossen José Sisternes con el fin de albergar la imagen de la Purísima trasladada en un carro de bueyes desde Valencia. Durante el siglo XIX fue remodelada, estableciéndose en el edificio continuo albergó el primer colegio Pureza de María, recibiendo la visita de la madre Alberta, fundadora de esta congregación.
La fachada de estilo renacentista cuenta con portada formada por pilastras, frontón quebrado, cornisa sobre el que se asienta la hornacina con alto relieve de la Inmaculada, el Padre Celestial y las letanías. Remata la portada el frontón coronado por cruz de piedra. En el lado izquierdo se alza la torre donde se albergan la matraca y las campanas Concepció Purísima de María (2008, 10 kg.), Antonio (1956, 41 kgr.), San Antonio (1942, 72 kg.) y San Antonio Abad (1948, 14 kgr.).
El interior, de única nave con altares laterales barrocos dedicados a sta. Cecilia, s. Jerónimo, s. Antonio abad, sto. Domingo de Guzmán, s. José y sta. Teresa (cf.Lluch Garín), cúpula ciega y moderno altar con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Lectura:  Joel 2, 23
Oración: 
Padre, “hijos de Sión, gozaos y alegraos en el Señor vuestro Dios”. Es tu voz, la que dirigiste al pueblo de Israel, a María y en estos momentos a mí. Me conoces, sabes que soy un espejo cuarteado y descorchado, pero Tú me reparas y transformas el otoño en primavera.
 

Ontinyent. Purísima Sangre (Convento Carmelitas de la Antigua Observancia).


En los extramuros de “la Vila”, en Ontinyent, entre ribera meridional del río Clariano, el puente de Santa María y el antiguo camino de Biar o de Castilla, se levantan los muros interiores del Carmelo o Antigua Observancia. Lugar evocador: la experiencia eremítica de Elías en el monte Karmel o “Jardín”, a orillas del Mediterráneo; los penitentes del siglo XII, quienes deseosos de imitar al profeta se instalaron allí; y las monjas contemplativas fundadas en Europa el año 1452.

Apenas un siglo después, el año 1575, en este lugar, las carmelitas establecieron una comunidad, edificando el monasterio y durante el siglo XVIII la iglesia actual. Ellas y las monjas del monasterio de la Encarnación del Verbo en la calle Balmes de Valencia, constituyen la presencia viva del carmelo calzado. Durante el siglo XX profesaron la sierva de Dios, madre María Carmen Crespo (Beniarrés, 1912-Ontinyent, 2006) y las hijas de Montaverner Regina y Loreto.  La crisis vocacional de las últimas décadas provocó la disminución de hermanas, motivando el ingreso de religiosas procedentes de Venezuela.

Cuenta el edificio con huerto, iglesia y dependencias monacales distribuidas entorno al claustro renacentista. En la fachada neoclásica del templo cuenta con puerta enmarcada por frontón circular, ventanas y frontón triangular. Le acompaña la espadaña de tres cuerpos, con dos y una ventana donde se hallan las campanas Purísima Sang (2003, 1 kg.), Andreua (1602, 65 kg.) y María Elías (1898, 1999 kg.). El interior es sobrio, con bóveda de cañón, nave de tres tramos separados por arcos fajones, coro sobre arco escarzano a los pies del edificio, capilla dedicada a la Virgen del Carmen en la parte del Evangelio, altar presidido por el Cristo de la Palma en el testero y cripta donde descansan las monjas fallecidas.

Lectura:  Lucas 21, 37

Oración: 

Padre, delante de las ventanas celosamente protegidas por las celosías medito “de noche se marchaba y pernoctaba en el monte de los olivos”, espacio de silencio, oración y soledad interior, donde el alma, tras una jornada de fatiga, en sosiego te busca. 

Ontinyent. Sagrado Corazón (PP. Franciscanos).


Emprende el peregrino el ascenso a la ermita de santa Ana. Pero antes se abandona en la hospitalidad de los Hermanos Menores, quienes le abren el convento situado a la izquierda de la calle de san Francisco.
La primera presencia franciscana en Ontinyent data del año 1572, cuando los hijos del pobrecillo  de Asís se establecieron en un pequeño convento, actual glorieta de san Antonio. Asolado por un terremoto se instalaron en la calle Gomis, donde fundaron el convento de San Francisco y San Diego, permaneciendo allí hasta la Desamortización de Mendizábal Años después, el 24 de agosto de 1884, las autoridades municipales solicitaron a la orden la dirección del colegio fundado por el párroco de Santa María, don Tomás Valls, instalándose los primeros frailes en la ermita de santa Ana y comenzando la edificación de la actual iglesia, convento y colegio. El 4 de octubre de 1893 fue benecida la iglesia y un año después iniciaron el curso los primeros alumnos. La obra fue dirigida por fray Maseo Company (Moncada, 1866-1936), a quien se deben la iglesia de Beniarrés y la llamada Catedral de la Marina en Benissa.
 Los edificios fueron ampliados, albergando durante los años 1937-1939 el hospital militar de las Brigadas Internacionales. En la actualidad consta de la biblioteca, el Museo de Ciencias Naturales, con obras precolombinas, jardín botánico, donde destaca el bosque de bambúes, el convento, las aulas y la iglesia, de dos torres neogóticas donde se albergan las campanas Niño Jesús, Inmaculada y Antonia, fundidas en 1941 y san Francisco, posiblemente procedente del primitivo convento. El interior sobresale el coro y el altar con el retablo dedicado al Sagrado Corazón bendiciendo a san Francisco y santa Clara de Asís, en la calle central y las laterales la Inmaculada y los santos franciscanos. 
Lectura:  Apocalipsis 10
Oración: 
Padre, en la paz que siempre me ofrecen las iglesias neogóticas, abro la Biblia y escucho la aparición del ángel con el librito: “dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor”. No tema nunca, como Francisco, alimentarme de tu Palabra, para profetizar.

Ontinyent. Pureza de María.


El antiguo camino de Ontinyent a Almansa, actual CV 660 (Ontinyent-Font de la Figuera), en la Solana, ofrece al peregrino una capilla, donde poder arrodillarse.

Esta se encuentra en la primera planta de del Colegio Pureza de María, lugar de encuentro, estudio y oración para cientos de niñas, niños y jóvenes de la Valle de Albaida.

Este centro  según anota su web,  nació merced a la venerable madre Alberta (Pollensa, Mallorca, 1837-1922), quien tras la muerte de su esposo Francisco,   dirigir el Real Colegio Pureza María y crear la Escuela Normal de Maestras, fundó en 1874 la congregación consagrada a la enseñanza.

Animada por el arcipreste y párroco de Santa María, D. Tomás Valls Valls, el abogado D. José Nadal y el cardenal Enrique Reig estableció en Agullent la primera casa en la Península, a la que se sumó la obra de Ontinyent, visitadas por ella en 1899, cerrándose la primera.

El 2 de enero de 1901 el cardenal Sebastián Herrero y Espinosa de los Monteros bendijo el colegio, situado en la calle san Antonio, 26.

Posteriormente en 1951 las religiosas adquirieron las instalaciones del Balneario de Nuestra Señora de la Salud, ubicando allí el internado femenino y el bachillerato elemental, reagrupando todas las unidades en 1973.

En el corazón de este complejo educativo de 11 hectáreas y 66 centiáreas se encuentra el edificio central, de planta cuadrada con patio interior, fachada rectilínea rematada por tres cornisas mixtilíneas. La capilla sencilla, austera, de líneas conciliares se halla presidida por el altar, con sagrario,   imagen de la Virgen de la Pureza y Cristo. Entre este y la sacristía se encuentra un cuadro de la madre Alberta.

Lectura:  Hechos 16, 9

Oración: 

Padre. Al azar abro la Biblia y encuentro la visión del apóstol Pablo. Un macedonio le ruega: “pasa a Macedonia, ayúdanos”. La madre Alberta escuchó la petición de las autoridades de Ontinyent y pasó al continente. ¿Quién me está llamando en estos momentos para que pase de mi comodidad a la acción?

 

Ontinyent. Sant Esteve.


El peregrino se detiene a orar ante la imagen del patrono de los caminantes, san Rafael, ubicada en la iglesia parroquial del barrio al que da nombre. Acompañado por el arcángel cual Tobías en busca de Sara, reemprende el camino: Dr. Fleming,  Jacinto Benavente, Almansa, carretera Fontanars (CV-660), entre los puntos kilométricos 46-47 y camino Ca Cristina.
Alza mirada y sobre la rocas recortadas se eleva la ermita, cuyo titular desde 1702 protege la comarca de la tempestad y el pedrisco. Una gran paz le rodea cuando corona la cima. Camina por el desierto, guiado por la sombra férrea del custodio del lugar. Desde el mirador observa el horizonte: pinares supervivientes del fuego, matorral de las hierbas aromáticas, el romero, la pebrella y el tomillo, coscollas y bosque bajo mediterráneo, huertas, pueblos, el Valle de Albaida, los términos de Villena y Caudete,  las cimas del Benicadell, Covalta y Montcabrer, mientras goza de los rosáceos y cambiantes colores pintados sobre el cielo al atardecer. Abandonado el desierto asciende hacia la atalaya, formada por la torre, la casa del ermitaño y el templo.
Sendos arcos ojivales el atrio con la plazoleta. El caminante entra por ellos y se sitúa en el centro, rodeado por la naturaleza, la torre campanario de dos cuerpos donde suenan  las campanas Sant Esteve (1945, 37 kg.) y Sant Esteve, la Curra (1986, 46 kg.), la antigua vivienda del ermitaño, convertida en refugio de montaña y la nave solitaria de bóveda de medio cañón rebajada por arco fajón, lunetos ciegos y el altar donde se venera la imagen del “Santet”.
Y recuerda la noche del penúltimo sábado de julio cuando antaño “els fogaters” se encendían una hoguera y en el presente representan el fuego en un espectáculo lumínico.
Lectura:  Salmo 77, 17-21
Oración: 
Padre. En el atrio, contemplo el horizonte, oro: “las nubes descargaban sus aguas,…, mientras guiabas a tu pueblo”. El cielo azul acariciado por los rayos del sol. El cielo gris, desgarrado por los rayos de la tormenta. Mi vida. En ella tú me guías, te sumerges conmigo cuando camino bajo un el chaparrón o  la caricia del sol.

Ontinyent. San Vicente Ferrer.


El peregrino desciende hacia el sur de la provincia siguiendo el camino viejo de Játiva a Onteniente (CV-650). En este peregrinar interior contempla al padre Felipe Escarner y otro dominico dirigiéndose a principios del siglo XVI hacia la villa de Ontinyent.
En el camino se les aparece san Vicente Ferrer, quien les alienta en la fundación del convento de los padres predicadores a la que han sido enviados (cf. fray Francisco Vidal, dominico, Vida, milagros y doctrina… 1735). Con el fin de conmemorar este hecho en 1512 el pueblo levantó una ermita (cf. Carlos Sarthou Carreres, Geografía del Reino de Valencia, 1920). Esta fue remodelada completamente en 1918, habitando en ella, durante los años sesenta, la ermitañana Josefina Sanchis Sarriá (cf. Lluch Garin), restaurándose recientemente. 
El oratorio, perteneciente a la parroquia de san Carlos Borromeo, se encuentra situado a tres kilómetros de la ciudad. Su entorno antaño se halla rodeado de arboles y cultivos. En el presente ahogado por las naves industriales, se alza junto a la cuneta de la carretera.
Consta de atrio, nave y casa del ermitaño, cubiertos por tejas. El primer cuerpo compuesto por tres arcos ojivales, precede al frontón sobre el que se alza la espadaña de líneas góticas, donde pendía una campana, sonada en el pasado por el ermitaño, invitando tres veces al día a los campesinos a detener las labores para orar.
El interior, descrito por Luis B. Lluch Garín en Las Provincias,  alberga el  “retablo de albañilería remarcado en el centro con una ménsula con la imagen de san Vicente”  contando por aquel entonces de la talla del titular, a la que se sumaban dos oleografías de la Inmaculada y el Sagrado Corazón. 
Lectura:  Isaías 20, 11-12
Oración: 
Padre. Me preguntas: “Vigía, qué queda en la noche”. Te respondo: “Vendrá la mañana y también la noche”. Fue san Vicente centinela del medievo. ¿Y yo? Me preguntas, te respondo, rumio, repito estas palabras enigmáticas, me abro  a tu Espíritu, “si queréis preguntar, volver otra vez y preguntad”.

Ontinyent. Santa Ana.


El Cristo de la Agonía no vive materialmente en la propia ciudad de Onteniente, vive fuera de ella, es decir, el escenario no son las calles y las plazas de vuestra población, sino la loma de santa Ana, esa loma de esa tierra poblada de pinos y cipreses, con su alfombre de hierbas aromáticas que domina desde su altura la ciudad y los campos aledaños”, escribió Luis B. Lluch Garín (Las Provincias, 6-12-1969).

Es este un camino de subida interior, acompañado por las estaciones neogóticas del vía crucis. En lo alto, despojado  el peregrino de todo pensamiento, cual manto de nieve se alza  el santuario dedicado a Santa Ana, perteneciente a la parroquia de san Carlos Borromeo,  custodio de la impresionante, descoyuntante y expresiva imagen del Cristo de la Agonía, Cristo cuya dramática mirada se clava en el alma de quien ante su rostro lacerado se arrodilla.

Sobre esta colina en 1416 mandó edificar una ermita, dedicada a la madre de María,  Ana María Albuixech Olivares,. En 1537 fue depositada allí la imagen del crucificado, patrono de Ontinyent. Posterior-mente, en 1552 fray Salvador de Santo Espíritu amplió la primitiva ermita dotándola de crucero, coro y capillas laterales. Durante el siglo XIX de construyó el conventillo que sirvió de hospital para los enfermos del cólera y el campanario, destinándose a casa de ejercicios regida por religiosas.

Consta del actual albergue; la torre en cuya sala de campanas se hallan Purísima Concepción (1946), Llumeners del Santisim Crist de l’Agonia (2013), Almogavers (1994) y Santísimo Cristo (1942); y la ermita con la capilla de santa Ana y la nave donde se venera la impactante imagen del crucificado, acompañada por la Inmaculada y san José.

Lectura:  2 Cónicas 34, 1-13

Oración: 

Padre, al azar abro la Biblia. Me ofreces la reforma del rey que “siguió los caminos de su padre, David, sin desviarse a derecha ni a izquierda”, destruyendo los santuarios paganos y reconstruyendo el templo. Mirando a tu Hijo le pido destruya en mí todo lo que no eres tú,  lo que no es amor y construya la imagen que tú  deseas.

 

Ontinyent. Virgen de la Ternura.


Se aleja el caminante de la ciudad, dejando tras de sí el Pou Clar y ascendiendo hacia la planicie de viñares, arboledas y masías, hábitat de cientos de familias, cuya vida labraban entre Ontinyent y Fontanars y actualmente lugar de peregrinación de la Hermandad Andaluza, quienes celebran allí la fiesta de su patrona, la Virgen del Rocío.

A diez kilómetros, en la partida dela Umbría, siguiendo la carretera CV 655, se asoma la silueta de la ermita a la que accede por un camino de tierra.

El conjunto arquitectónico,  levantado en 1909 a instancias de Dña. Mariana Asensi, consta de humilladero, calvario, ermita y casa del ermitaño. El humilladero, cruz de término o “peiró” se alza frente a ella, invitando a recorrer el calvario y contemplar la ermita titulada Virgen del Pilar, conocida también como Virgen de la Ternura y de la Concepción.

De estilo neogótico y paredes de piedra sin labrar o mampostería, la fachada está formada por la puerta con tímpano y enmarcada por arco gótico, una cruz de forja e inscripción y óculo sobre ella.

Coronando el edificio el frontón triangular quebrado, sobre el que se asienta la espadaña con la campana Jesús y María fundida en Vitoria en 1915.

El interior es iluminado por las ventanas ojivales decoradas por las coloridas vidrieras. La bóveda de crucería invitan a dirigir la mirada hacia el firmamento para después descansarla en la moderna imagen de la Virgen de la Morera o Señora de la Ternura, mostrando al Niño Jesús en su brazo mientras acaricia a un pequeño con la mano.

Adosado al edificio se encuentra la casa del ermitaño destinada en 1913 a escuela para los niños de los alrededores y casa del maestro.

Lectura:  Isaías 4, 2-3

Oración: 

Padre, en la búsqueda encuentro esta ermita, me detengo y te escucho, “a los que queden en Sión y al resto en Jerusalén los llamarán santos, porque sentirán la mano maternal de María, la ternura de la Hija de Sión, que guía, orienta, alienta el camino sin perder la esperanza de alcanzar la meta.

 

Aielo de Malferit. El Portal del Carmen.


Durante siglos las puertas de las ciudades y pueblos amurallados fueron para los caminantes el ansiado refugio frente a los peligros del camino.

Y Aielo de Malferit contó con las casas protegiendo a los vecinos y sus puertas cerradas después del toque de las campanas y abiertas al amanecer. Cuatro portales protegidos por la intercesión de los santos: al este san Roque, al oeste san Francisco, al norte san Cristóbal y al sur la virgen del Carmen, el único conservado en la actualidad.

Camina el peregrino respirando profundamente el aroma destilado por la vegetación de las huertas lindantes al río Clariano. Ante él cual fortaleza el casco antiguo de la población, dominado por las casas-muralla asentadas sobre la colina. A traviesa el Pont d’Alla Baix, construido durante el siglo XVI, pesado,  arcaico y firme ante las riadas del manso y violento río.

Inicia el ascenso, se detiene ante la antigua Hidroeléctrico Aielense (1898), prosigue hasta alcanzar la puerta blanca, abierta entre las casas.

. Atravesada es momento de arrodillarse y orar mirando hacia el mediodía. Singular, cual habitación abierta, se halla el altar dedicado a la Virgen del Carmen.

Preside el espacio un enorme cuadro de la titular, acompañado por otras litografías de esta advocación. Cuenta además con un altar, un gran panel de corcho del que pende un rosario de madera, la balaustrada del mismo material, farol de hierro pendiendo del techo  y gran profusión de plantas ornamentales. El retablo de cerámica dedicado a la Virgen del Rosario con santo Domingo y santa Catalina y un pequeño azulejo blanco con las grafías “CALLE DEL CARMEN”.

Lectura:  2 Macabeos 13, 14

Oración: 

Padre, antes de abandonar Aielo,  alzo la mirada hacia tu Madre, la virgen del Carmen. Leo “Judas, confiando el resultado al Creador del mundo, animó a sus hombres a combatir heroicamente hasta la muerte”. Al mirar a María, ella también me anima a combatir contra el mal que anida en mi corazón, en esta guerra sin tregua.

 

Aielo de Malferit. El Calvario.


El peregrino, habiendo atravesado la Serra Grossa desde Vallada y entrado en la comarca del Valle de Albaida, desciende por la carretera Moixent-Aielo de Malferit (CV 651), entrando  en la calle Diputación Provincial de Valencia y deteniéndose en la ermita dedicada en su origen a San Joaquín y posteriormente a san Engracio, cuyas reliquias fueron trasladadas desde el cementerio de santa Priscila de Roma hasta la iglesia parroquial de San Pedro por el guardián del convento Santi Quaranta, fray José Soler el 2 de agosto de 1840.
Titulada con diversos nombres, del Calvari, de san Joaquín y santa Ana, san Engracio, constituye el punto de partida de la senda de La Solana o de la Foia Redona (PR-CV 125).
Los cipreses y las estaciones del vía crucis sobre pedestales prismáticos, protegidas por una reja de hierro, invitan al despojo interior para encontrarse con Dios, que le espera tras los muros.
De doble fachada, el cuerpo anterior está formado por atrio o porche, con cancela de hierro cerrando la puerta de arco formalete.
Sobre el vértice de la fachada posterior se alza la espadaña con tejadillo de faldones y en el vano la campana “Jesús, José y María” fundida en 1727, fecha de la dedicación del templo.
Al interior, de grandes dimensiones y buena arquitectura se accede por la puerta de madera, sobre ella se encuentra un retablillo representando a san Joaquín y la virgen María. El espacio es dominado por el altar neoclásico al que se suman las hornacinas laterales del mismo estilo. Venerándose las imágenes del san Joaquín y santa Ana y san Engracio mártir, además del sepulcro de María Inés Ribes Castelló, “beata profesa del Carmen… bienhechora de esta capilla”.
Lectura:  Romanos 7, 4
Oración:  
Padre, abro la Biblia y me hablas en las palabras del apóstol Pablo: “vosotros habéis muerto a la ley por el cuerpo de Cristo, a fin de que podáis uniros a otro, es decir, a aquel que resucitó de entre los muertos”. Unido a tu Hijo, busco vivir más allá de los mínimos de ley, el amor sin límites.
 

Agullent. Convento de San Jacinto.


En Agullent, localidad elevada en 1585 por el rey Felipe II a universidad o aldea con privilegios de Villa se encuentra el antiguo convento de San Jacinto, ubicado entre las calles Joaquín Pons y Mestre Tormo.
Fue en aquel año cuando a instancias de D. Francisco Casanovo se fundó el convento dedicado al santo dominico Jacinto de Cracovia (1185-1257), estableciéndose la Orden de Predicadores. Durante más de dos siglos desde este lugar salieron a predicar los dominicos, entre ellos el autor de los Gozos al Cristo de la Paciencia fray Llorens Esplugues, quien en el siglo XVIII fue religioso en el convento de Nuestra Señora de Loreto de l’Olleria, San Jacinto de Agullent y Corpus Christi de Llutxent y fray Vicente Blasco (Archivo Parroquial de Montaverner).
La desamomortización de Mendizabal (1836-1837) conllevó la exclaustración de los frailes y el abandono del edificio hasta 1889 cuando las monjas capuchinas de clausura se instalaron en él, consagrando la iglesia al Sagrado Corazón de Jesús. Durante la Guerra Civil acogió a los refugiados de Madrid y Santander. En 1971 se instaló una una comunidad de religiosas contemplativos pertenecientes a la orden de Justinianas Canónigas Regulares, quienes lo habitaron hasta octubre de 2012, cuando las tres monjas cerraron el convento y se agruparon en Cuenca. Finalmente el 11 de febrero de 2018 volvió a abrir las puertas regresando a su capilla la imagen del Cristo de la Salud.
El edificio consta de fachada compacta y austera en elementos decorativos, con espadaña de dos vanos en el lado izquierdo, dependencias monacales, claustro renacen-tista con dos relojes solares,, huerto e iglesia donde además de la imagen del Cristo se venera la Virgen del Rosario. 
Lectura:  Marcos 12, 37b
Oración:  Padre. En el templo tu Hijo predicaba sobre el Reino y “una muchedumbre numerosa le escuchaba con gusto”. En este lugar marcado con el fuego de los pasos de san Vicente Ferrer, pienso en quienes le escucharon con el mismo gusto con que escuchaban a tu Hijo, porque les habla de Él y vivía como Él para Él. Ayúdame a que mis palabras nazcan de una vida auténticamente evangélica.

Agullent. Ermita nova de Sant Vicent Ferrer.


Asciende el peregrino desde la ermita vella hacia lo alto de la colina donde descansa la casa de ejercicios San Vicente Ferrer y el santuario al penitente dominico dedicado.
Su origen se encuentra en la primitiva ermita destruida por el terremoto de 1744 y la fundación en Colata (Montaverner) en 1742 de la Congregación de Eclesiásticos Seculares de san Felipe Neri, surgida después de los ejercicios espirituales celebrados allí. Debido a la numerosa asistencia estos se celebraron en Albaida y bendecida la casa y ermita en 1749 fijaron su sede en la ermita promovida entre otros por el párroco de Montaverner, natural de este lugar, Dr. Joseph Esplugues Revert.
El edificio, actualmente albergue juvenil,  consta de la casa con comedor, habitaciones individuales y colectivas, salón de actos y salas y la ermita propiamente dicha.
Esta se halla precedida por el atrio de un arco lateral y cuatro frontales , tres rebajado y uno central de tipo carpanel por el que a través de una escalera en forma de abanico se accede al recinto.
El interior consta de nave central con capillas laterales donde se venera un Cristo del siglo XV y diversas pinturas barrocas, entre ellas un cuadro con la Virgen de Loreto y san Ignacio de Loyola y san Felipe Neri en oración ante ella.
El retablo barroco cuenta con las pinturas de José Segrelles representando las escenas del milagro de la lámpara de aceite y la unción de un apestado en las calles laterales y la tabla gótica, representación del titular, popularmente conocida por “la Post” en la calle central.
En la parte del evangelio se halla la imagen de la Inmaculada y en la epístola dos lámparas de aceite, la antigua y la nueva, instalada en los años diez de este siglo.
Lectura:  Apocalipsis18
Oración:  Padre, leo, medito y rezo la caída de la gran Babilonia, la ciudad de quienes solo piensan en tener poder, dinero y disfrutar, al precio del sufrimiento de los inocentes. “Salid de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados”. Dame el valor de Vicente Ferrer para salir de ella.
 

Agullent. Ermita vella de sant Vicent Ferrer.


El Camino de San Vicente Ferrer recorre los diversos puntos de la geografía valenciana, española y europea, siguiendo las huellas de quien a finales del siglo XIV y principios del siglo XV, llevando una vida apostólica, invitó a temer a Dios y darle honor, abandonando toda riqueza y escogiendo como norma de vida los preceptos bíblicos.

Y el peregrino, después de visitar la iglesia parroquia de san Bartolomé y el antiguo convento dominico de san Jacinto, habiendo bebido en las saludables aguas de la Font Jordana inicia el ascenso hacia los dos lugares vicentinos de Agullent, unidos por el vía crucis.

La pequeña ermita tiene su origen en el antiguo eremitorio del siglo XV, lugar donde en 1409 se retiraba a orar y el milagro allí obrado el 3 de septiembre de 1600.

Sufría la población los efectos catastróficos de la peste. Una noche, habiendo el matrimonio custodio de la ermita cerrada la puerta, vio el marido entre los resplandores de la luz producida por la lámpara de aceite a un fraile dominico rezando ante el altar. Asombrado buscó a su mujer, entrando en el lugar, no hallando al religioso convocaron a los vecinos quienes llegando allí presenciaron la caída de la lámpara, sin esta romperse. Llamado el sacerdote este procedió a ungir a los apestados, sanando todos.

Siglos más tarde, en 1976 fue reconstruida sobre los cimientos de la antigua, siendo bendecida dos años después.

El actual edificio es de reducidas dimensiones, rectangular, blanco, con tejado a dos aguas y fachada con puerta y panel cerámico del titular.

En el retablo neoclásico del interior se venera la imagen del san Vicente, talla esculpida a mediados del siglo XIX.

Lectura:  2 Corintios 4, 7

Oración:  Padre, retirado en este lugar, escucho tu voz, “llevamos este tesoro en vasijas de barro”. Miro mis manos, mi vida, mi forma se ser. Como el “Pare Vicent”, soy barro, pero no una arcilla muerta, sino viva, porque contiene tu luz, la Palabra de tu Hijo y el fuego de tu Espíritu.