domingo, 21 de septiembre de 2014

Burjassot. San Roque.


“En los silos existe una ermita, construida en el siglo XVII, y que el Beato Juan de Ribera dedicó a la Virgen de la Cabeza, donde se conserva en el arco toral, […] Dicha ermita está dedicada, además, a san Roque, en cuyo honor se celebran estrepitosas fiestas”. Así describía el santuario D. José Sanchis Civera en su conocido Nomenclator.

Y a él nos acercamos, guiados por Luis Lluch B. Garin, quien en septiembre de 1963 entró en ella y como buen cristiano se signó con el agua bendita, máxime después de leer los versos escritos en azulejos, junto a la pila: “Con devoción reverente / tomarás agua bendita / que es mucho lo que da y quita / con poder omnipotente. / Da al que se signa en la frente / el remedio a sus males; / quita las culpas veniales, / fortalece el corazón, / libra de la tentación / y ahuyenta los infernales”.

Pero antes hemos contemplado la fachada neoclásica con remate barroco y espadaña adornada por bolas de piedra y cruz de hierro, escuchando el son de la campana cuya epigrafía dice: “"SAN ROQUE / RECUERDO DE LOS / CLAVARIOS DE SA / ROQUE AÑO 1944-1945 / SIENDO ARCIPRESTE / D DOMINGO SANCHO”. Cuenta el interior de la ermita con bóveda de cañón de tres tramos, cúpula achatada sobre el presbiterio y otra menor con linterna y capulín que cubre la capilla lateral, coro a los pies y altar mayor con columnas estriadas sosteniendo un relieve que representa la aparición de la Virgen de la Cabeza a un pastorcillo. Acoge el edificio el panteón del Obispo de Vich y Patriarca de las Indias Occidentales, Francisco Muñóz Izquierdo (Burjassot 1868-1930).

Lectura:   Salmo 42

Oración:  Padre. “Como busca la cierva corrientes de agua, así, Dios mío, te busca todo mi ser. Tengo sed de Dios”. Contemplo la pila del agua bendita. Tengo sed de ti, Señor. Me signo. Tú apagas mi sed. El agua me recuerda que soy hijo tuyo por el bautismo; la señal de la cruz me indica el lugar donde está persona: en el corazón traspasado de tu Hijo; y en los sacramentos la fuente.

 

Moncada. Santa Bárbara.


Seguimos por la ruta del Carraixet, alcanzando la rosada silueta del Seminario  La Inmaculada de Moncada, con sus ventanas, claustros interiores, torre y capillas. Desierto quienes un día serán responsables de las ermitas, estudian, conviven y oran, en dos edificios singulares: la recogida capilla de filósofos y la basilical iglesia.

 Cuenta con dos ermitas, una en honor de Nuestra Señora de los Desamparados, no muy antigua, y la de Santa Bárbara, construida en 1701, en el lugar de otra dedicada a San Ponce, de la que únicamente resta, como recuerdo, una antigua tabla. De dicha santa mártir se guarda, en elegante relicario de plata, la falange de un dedo de la mano, la que trajo de Roma a principios del siglo XVI, mosén Alejando de Blanes, beneficiado de la parroquia” (Nomenclator, pg.229).

Ciertamente, el origen se halla en aquel tiempo, cuando la intercesión de la santa libró a la población de una destructora tormenta. Allí en un espacio agradable, iluminado por los jardines, arbolado, estaciones del via crucis y un pozo cerrado, se levanta el porche renacentista, formado por siete arcos apoyados en pilares, con pilastras adosadas, sobre las que se asoma el frontón con su ventana, custodiada por sendos relojes de sol. El interior es de planta de cruz latina, bóveda de cañón con arcos fajones, alzándose sobre las cuatro pechinas un octógono, sobre el que se asienta la media naranja. Cuenta un retablo neoclásico donde es venerada la imagen de la titular.

Lectura:   Apocalipsis 21, 9-14

Oración:  Padre. Contemplo esta ermita, mientras leo la aparición de la nueva Jerusalén, “resplandeciente de gloria”. Ella viene a mí, a cada uno de nosotros y se hace en cierto modo presencia cada vez que entro en un santuario. Es momento para disfrutar del lugar, habitado por ti, y pensar en aquello que evocan los arcos, la ventana, el reloj, la cúpula. Todo me habla de ti, de un Dios que nos iluminas con la antorcha de tu Hijo, el Cordero.

 

Vinalesa. Santa Bárbara.


Sigue el caminante subiendo el barranco del Carraixent y jugueteando con la serpenteante y ancha  acequia de Moncada, mientras, dejándolas tras de sí escruta entre las calles sobrias y monacales ermitas. En su camino le acompaña el poeta y su burro:   “la luna, que sube, redonda, sobre la ermita de Montemayor, se ha ido derramando suavemente por el prado, donde aún yerran vagas claridades del día; y el suelo florido parece ahora de ensueño, no sé qué encaje primitivo y bello” (Juan Ramón Jiménez. Platero y yo).

Tierras de ermitas y fuentes donde detener el alma, saciar la sed y elevar la mirada hacia las blancas paredes de edificios, puertas donde los caminos se encuentran. Así en un extremo de la plaza de Gafaüt se levanta este pequeño santuario del  s.XVII, exento y acompañado por la cruz metálica y el pozo de Santa Bárbara.

La fachada sobria cuenta con su puerta adintelada, panel cerámico con la representación de la titular y una leyenda, “Els Festers. Any 1977”, ventana cuadrada y espadaña con tejadillo y campana. Ésta pesa 53 kg. y fue fundida en 1940. Añadiéndose con posterioridad un moderno y original reloj de sol.

El interior tiene bóveda de cañón con lunetos, grandes florones y adornos barrocos, mientras las paredes han sido decoradas con pilastras adosadas y acanaladas coronadas por capiteles corintios que sostienen la cornisa. Destacando el altar dedicado a San Antonio y en el presbiterio la hornacina donde se venera la patrona del barrio, a quien los hombres de 40 años celebran la fiesta.

Lectura:   Juan 4, 1-42

Oración:  Padre. El pozo, la cruz, la ermita, el retablo, el reloj, la campana. Los días discurren con el caminar lento, pausado, apresurado y veloz. El sol sigue su andadura iluminando el lugar, acompañando la vida de los vecinos de este barrio. Me siento en los peldaños de la cruz y escucho: “dame de beber”. Me pregunto: ¿quién me está pidiendo de beber en estos momentos?  En mi hogar, lugar de trabajo, de ocio o vecindad,… sea pozo donde puedan beber.

 

Foios. Santísima Sangre.


“La tierra está limpia, sin una hierbecita. Las acequias distribuidoras de agua tienen los rebordes alisados con primor. Y en esta tierra pulcra y limpia, el naranjo se levanta y esponja orgulloso, aristocrático” (Azorín. Valencia).

Acompañado por el escritor de Monovar, sale al encuentro del caminante la Real Acequia de Moncada, madre que riega la partida de la Lloma de Foios, el calvario y la ermita dedicada a la Santísima Sangre, lugar consagrado a Dios desde el s.XVIII, edificio levantado en 1942 por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Sangre, propietarios de las tierras que se encuentran alrededor. Posteriormente, en 1990 fue restaurada por los clavarios.

La fachada es elegante, de estilo neoclásico, con adornos piramidales, retablo de cerámica y espadaña de una sola ventana,  donde los días de fiesta juguetea la campana de 72 kg., fundida en 1990 por Salvador Manclus a expensas del los clavarios del Cristo y sobre ella se levanta la veleta, anclada a una esfera inferior. El interior rectangular tiene bóveda de cañón y peraltada, destacando las dos pilastras con capiteles corintios. En el retablo se venera la imagen del titular, obra de Carmelo Vicent, con quien ocurrió esta anécdota contada por el párroco a Luis B. Lluch Garin:

“Cuando don Carmelo cobro, en aquel tiempo cuatro mil pesetas, pidió   una docena de melones porque le hacían mucha ilusión, ya que los melones de Foyos tienen mucha fama. Los labradores buscaron los mejores, pero alguien, en el recado, cambió algunos y el bueno de Vicent se quejó de la calidad de los melones”  (Ermitas y paisajes de Valencia I, pg.396).

Lectura:   Isaías 44,1-5

Oración:  Padre. Escucho en el silencio de la huerta: “crecerá como hierba junto al agua, como chopos a la vera de los ríos”. Contemplo el lugar, cual acequia correteando por los campos, miro las estaciones del calvario, la ermita, con su retablo y campana. Señor, haz de esta acequia resquebrajada, un manantial que sacie al sediento, riegue la tierra ardiente con tu Palabra.

Bonrepós i Mirambell. San Juan Bautista.


Prosigue el peregrino recorriendo el barranco del Carraixet, para adentrarse en esta pequeña población. Es en la plazoleta cuadrada, silenciosa y tranquila, atravesada por la calle dedicada al santo precursor donde encuentra la ermita, citada por el Diccionario de Madoz (1845-1850).

Ante el caminante la fachada formada por un cuerpo con puerta de arco formalete, franqueada por el zócalo de ladrillo, panel cerámico representando al titular y su leyenda: “San Juan Bautista. Clavarios 1990”, ventana cuadrada y espadaña de doble hueco, frontón barrpco. con un vano, cruz metálica y veleta. Las campanas tienen como epígrafes: “Maria del Pilar – 1947 "A EXPENSAS DE LOS CLAVARIOS DE 1947 SIENDO CURA PARROCO D JOSE OSCA PELLICER # " /” y “San Juan Bautista – 1948  "BONREPOS - MIRAMBELL / * A EXPENSAS DE LOS CLAVARIOS DE 1947 * SIENDO CURA PARROCO D. JOSE OSCA PELLICER” (fuente: campaners.com).

El interior cuenta con bóveda de cañón con arcos y lunetos, pilastras embebidas sosteniendo la cornisa neoclásica, con moldura denticulada. En el altar mayor se halla la hornacina con San Juan Bautista y el cordero a sus pies. A ambos lados se encuentran las oleografías de San José y la Virgen del Perpetuo Socorro, anotando Luis B. Lluch Garín la presencia en 1965 de los cuadros de santa Rosa de Lima, la Inmaculada Concepción y el Bautismo de Jesús. Además encima del altar se veneraba la imagen del Niño Jesús sentado y vestido con el manto. Ésta se halla actualmente en la sacristía. 

Lectura:   Lucas 10,41-42

Oración:  Padre. En estos momentos pienso en la cantidad de tareas que me queda por realizar hoy. Estoy aquí, en esta plazoleta, pero mi corazón se encuentra atrapado por las agujas del reloj. Y tú me pides aquello que cada año me resta más, el tiempo. Escucho la palabra de tu Hijo: “andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria”. En silencio, sin prisas, disfruto de este lugar, a la sombra de tu templo.

 

 

Tavernes Blanques. Virgen de los Desamparados.


Siguiendo el Camino del Cid por carretera, el ramal de la Conquista de la Valencia conduce al viajero al barranco del Carraixent, pero antes de cruzar el puente le sorprenderá un lugar vinculado de forma dramática a la ciudad del Turia.

Allí junto al camino de Barcelona se encontraban los cementerios destinados a los desamparados y los ajusticiados, lugar donde sus cadáveres tras ser ahorcados en la plaza del Mercado de la capital, fueron expuestos hasta bien entrado el s.XIX, recibiendo sepultura en el cementerio ubicado frente a la ermita. Encargándose de todo ello la Cofradía de Nuestra Señora de los Santos Inocentes Mártires. Benemérita institución a quien se debe la construcción del primitivo santuario, el cual fue demolido y reemplazado en 1940 por el actual.

El edificio cuenta en la entrada con un pequeño jardín cerrado por una verja. Sobre la puerta adintelada se halla un retablo cerámico con la imagen de la titular y la leyenda: ““Mare dels Desamparats / Jamai ens desampareu / Ni en la vida ni en la mort / Ni en lo Tribunal de Deu'”. levantándose sobre ella la espadaña de dos cuerpos y tres huecos con sus campanas Tiplet (1995), Caterina (1716) y  Desamparados (1942). El interior es de una sola nave con bóveda de cañón y arcos fajones que arrancan de las pilastras adosadas. Las paredes laterales se hallan decoradas con arcos de medio punto sostenidos por columnas y pilastras estriadas. El retablo del altar es barroco guardando en la hornacina acristalada la imagen de la Virgen de los Desamparados, patrona de la población.

Lectura:   1 Samuel 31,11.13

Oración:  Padre. En este lugar  evocador de tantos hombres y mujeres que mueren sin la cálida mirada de un ser querido, rezo por ellos. Por quienes en este lugar recibieron sepultura y por los que cada día, como Saúl, en los márgenes, a extramuros de las ciudades, abandonados por todos, en la soledad abandonan fríamente este mundo. Antes de partir experimenten en su interior la mirada maternal de María, Madre de los Desamparados.

 

Alboraya. San Andrés.


“Mucho le gustaban los domingos, con su libertad para levantarse más tarde, sus horas de holganza y su viajecito a Alboraya para oír misa; pero aquel domingo era mejor que los otros, brillaba más el sol, cantaban con más fuerza los pájaros, entraba por el ventanillo un aire que olía a gloria”, escribió Vicente Blasco Ibáñez en la Barraca, retratando lo que años más tarde contaba un labrador a Luis B. Lluch Garín: ““… i els diumenges i els dies de festa se omplia de gent l’Ermita; i se abríen les portes i se ficaba un toldo desde eixes anelles de ferro. I debaix de l’ombra es posaben bancs hasta aquell arbre… ¡Donaba gloria vore les festes que ací es feien” (o.c.pg.317).

De aquellos pretéritos tiempos son testigos calladas las ermitas de las alquerías, cual la que duerme  en el “Masía del Retor”. Lugar construido en 1893 como capilla particular junto al “camí Fondo” en la partida del Mar. Ella acoge al caminante con su fachada imitando el muro de sillería y rematada por una cornisa, acroterio sencillo, espadaña en línea gótica cubierta por un tejadillo triangular coronado con una cruz de hierro forjado. Destaca la elegante ventana gótica con parteluz y trifolio en el tímpano del arco trebolado. El interior tiene bóveda de crucería y óculo en el altar. Luis B. Lluch Garín anota las imágenes que allí se hallaban cuando él la visitó en 1962: san Andrés, san José, el Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen del Rosario, “que ahora está en la parroquia de Alboraya” (o.c. pg.317)

Lectura:   Isaías 40, 9-11

Oración:  Padre. Fácil es imaginar los labriegos, los domingos cansados de las largas jornadas cultivando pacientemente el fruto que apaga la sed en el verano, arrodillados ante el altar, escuchando al sacerdote y saciando el hambre con el pan de vida. “Aquí está vuestro Dios… lleva en brazos a sus corderos”. Rezo por ellos, por tantos hombres y mujeres de largas jornadas en las fábricas, los bares y restaurantes, el campo. Lleva en brazos a quienes el cansancio hace flaquear las piernas.

 

 

Alboraya. Santa Bárbara.


Adentrándose en las partidas de Saboya, situada en la vertiente norte del barranco del Carraixet y arropada por viviendas adosadas a ella, se encuentra la ermita de santa Bárbara.

De la primera ermita se sabe en 1749 algunos vecinos de Alboraya se comprometieron al mantenimiento de la misma. Sin embargo debido al deterioro sufrido,  entre los años 1879 y 1880 y a instancias del párroco D. Manuel Juan Soler, fue construido el edificio actual, costeándose los 25.000 reales con las limosnas de particulares, vecinos de Benimaclet y varios devotos, así como el propio cura. Posteriormente durante los años 1960-1963 D. José Lluch Vidal promovió la reforma, siendo sufragada por los vecinos de la partida de Saboya y Masamardá y a finales de 2002 la Fundación Pere Compte restauró el edificio.

La fachada principal cuenta con frontón triangular y hornacina donde se venera la imagen de la titular, franqueada por dos óculos ciegos. En ella han sido colocadas  baldosas de cerámica donde puede leerse: “Si Bárbara Abogada / de las confesiones es / porque solo cuando truena / te arrodillas a sus pies?'”; “Si en seis meses este templo / levantó aquesta partida / con dinero y con más tiempo / ¿podréis decirme qué haría? / Año 1879”; y “Siendo clavarios José Martí, Francisco Rubio, Bautista Lliso, Miguel Sanchis. Año 1879”.

En la parte posterior se halla la esbelta espadaña formada por pilástras neoclásicas con acrotería, borlas de adorno y cruz de hierro. Y en el interior tiene cinco pilástras de órden dórico, altar con las imágenes de Santa Bárbara, san José y la Inmaculada y hornacinas con san Blas y san Antonio de Padua, situadas en las paredes.

Lectura:   Juan 10, 7-10

Oración:  Padre. Miro la puerta de entrada a este lugar. Leo el texto bíblico. “Yo soy la puerta…todo el que entre en el redil por esta puerta, estará a salvo”. ¿Cuáles son mis preocupaciones en estos momentos?, ¿qué te pido a ti?, ¿hacia donde camino? Señor, Tú eres mi descanso. Tras la puerta de esta ermita, Tu presencia.

 

 

Alboraya. Cristo de Vilanova.


En esta huerta donde “nosotros alisamos con la plana del legón los camellones como no los alisa nadie” (Azorín) se encuentra la ermita dedicada al Cristo de las Animas. El caminante ha de iniciar el camino hacia el mar siguiendo la CV 311, hallándola en la partida del Milagro, antes de cruzar la via férrea.

En su origen formaba parte de la Masía de Vilanova, “edificación alta con balcones de meseta y grandes ventanas protegidas por reja” (Luis B. Lluch Garin,o.c.pg.311). Derruida ésta, permanece la ermita en solitario junto al camino. Hallándose en el archivo parroquial de Alboraya un documento donde da fe de su construcción: “… en el día 12 del presente mes de agosto [1876], visité la supradicha hermita dedicada al Santísimo Cristo de las Almas, reedificada sobre los fundamentos y parte de las paredes de la que ya existía de antiguo con la misma advocación abierta al culto público” (Amparo Ferrer Selva. Las ermitas de Alboraya). Es por tanto lugar de devoción antigua, levantado en aquel año, siendo restaurado en 1983 por el Gremio de Horchateros y Fartons Polo.

El edificio cuenta con un porche delantero de ladrillo cara vista, sobre el que se levanta la espadaña con su campana.  El interior es rectangular con pilastras empotradas con capiteles corintios que conducen al altar mayor donde se venera la imagen del titular,  replica de la original, destruida en un incendio en 1982. Siendo esculpida por Manuel Biot Rodrigo y sufragada por la Cofradía del Cristo de las Ánimas, quien cada año, durante la Semana Santa traslada la imagen.  El interior se halla decorado por las estaciones del via crucis y las estampas de la virgen del Carmen, santa Teresa, la Inmaculada, s. Antonio Abad, S. Rafael y s. José.

 Lectura:  Salmo 115

Oración:  Padre. Recorro Medito la vida de los santos y arcángeles. Todos me conducen a tu Hijo, quien, frente a los ídolos de nuestro tiempo y la ciega mundanidad tiene boca, orejas, manos. Confío en ti, unido al caminar de quienes llevan en procesión la imagen del Cristo de las Ánimas.

 

 

Alboraya. San Cristóbal.


Es solitaria, limpia en medio de ella,  levantada en la partida del Miracle, próxima a la acequia de Rascaña. Desde la noche de la memoria colectiva brota la siguiente historia, narrada el 6 de mayo de 1962 por un agricultor a Luis B. Lluch Garin:

“Donde está la Ermita había antes una casa de labradores; que todo eso era un tiempo de los moros pues los cristianos llegaron en una nave  muy grande trayendo a san Cristóbal, y como el mar llegaba hasta aquí desembarcaron al santo y lo enterraron en la cuadra para que no lo cogieran los moros. Pero se olvidaron, andando el tiempo, y todos los animales que entraban en la cuadra se morían. ¡Claro! ¿Cómo iban a vivir si estaban pateando sobre el santo?... ¿Qué será? ¿Qué no será? Pues deciden cavar a ver qué pasa… y se encuentran al santo y le levantan la Ermita” (o.c.pg.301).

La historia evoca la llegada de un barco el año 683 y el descubrimiento de la imagen en 1442, construyéndose una ermita con su pozo, la cual fue derribada, levantándose en 1881 la actual, restaurada en 1939. Algunos de ellos, con los correspondientes benefactores se hallan escritos en los azulejos  en la fachada. En ella   se levanta el frontón triangular con un pequeño óculo, espadaña sustentando la campana y cruz metálica, como remate. El interior rectangular cuenta con el altar dedicado al titular, pintura de la Virgen del Rosario y puerta de acceso a la sacristía, donde se halla un panel cerámico fechado en 1851, representándose en él la llegada del santo.

 Lectura:  Eclesiastés 3,1-8

Oración:  Padre. Con los pies anclados en los terrones medito tus palabras: “Todo tiene su momento y cada cosa bajo el cielo; tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de arrancar y tiempo de plantar”. Eleva la mirada el labrador, riega, espera, siembra, espera, arranca la hierba, espera, cosecha, espera, para de nuevo iniciar el ciclo de la vida. Y tú en todo tiempo miras, esperas, amas. Tú eres, nosotros pasamos.

Alboraya. Ermita del Miracle dels Peixets.


El Camino del Cid entra en el término de Alboraya. En él una cosecha de ermitas esperan al caminante y entre ellas en un lugar pintoresco, rodeado de palmeras, junto a la playa en la margen derecha de la desembocadura del barranco del Carraixet, la ermita “dels peixets”.

Su origen se encuentra en el milagro ocurrido el año 1348, cuando el párroco se dirigía a Almasera para llevar la comunión a un enfermo. Al vadear el Carraixet, arrastrado por la corriente perdió la arquilla donde guardaba las sagradas formas. Fueron los pescadores quienes en este lugar vieron unos peces con las formas en la boca. Allí fue levantada la primera edificación, siendo reemplazada en 1907 por el actual edificio de estilo neogótico.

De él escribió con dramatismo en 1962 Luis B. Lluch Garín: “¿Desaparece la ermita con la nueva pista de Sagunto a Valencia? No lo sé. Unos me han dicho que sí y otros , en cambio, dudan y opinan que será trasladada. Desaparecerá? Se ha levantado el viento y ahora se oye más insistentemente el rodar largo de las olas. Restallan sobre la arena y su lamento es pausado y bronco. Desaparecerá la ermita?” (Ermitas y paisajes, I, pg.311).

Afortunadamente la A 7 pasó respetuosamente junto a ella y así puede el caminante contemplar esta capilla marinera, de planta rectangular y muros altos, donde sobresale la fachada dividida verticalmente en tres tramos, en cuyo centro se abre la puerta con arco conopial y hojas con los símbolos del milagro.  El interior  alberga el altar mayor de mármol y un retablo cerámico procedente de la antigua capilla, en el cual se ha representado la aparición de las sagradas formas.

Lectura:  Marcos 6, 38-42

Oración:  Padre. Sentado junto al Carraixet, contemplo la puerta, los peces y los panes, mientras interiorizo la escena de la multiplicación. Señor, el mar de mi vida apenas contiene cinco panes y dos peces. Trato de pensar en lo que puedo ofrecerte, mirar el cesto de mi vida y ofrecértelo en tus manos, mientras escucho las olas.

 

Meliana. Cristo de la Providencia.


Dirigiéndonos hacia el mar por la carretera que conduce al barrio de Roca, se halla, arropada por un colegio y el polideportivo el lugar del que escribió el sacerdote valenciano D. José Sanchis Sivera: “la otra ermita que existe en el Calvario se construyó en 1736 con la advocación del Santísimo Sacramento” (Nomenclator, pg.292).

Frente al lugar que ocupaba ésta fue levantada en 1956 la actual y remodelada durante los años 90. Siendo dedicada al patrono de Meliana, el Cristo de la Providencia, constituyendo  el corazón del via crucis y el jardín circundante.

Destaca en la fachada la gran puerta de hierro y cristal, pórtico hacia el que se accede al interior,   de planta cuadrangular con ábside, de muros muy altos con pilastras embebidas que sostienen la cúpula y su tambor. Ésta sustenta en la parte exterior un pináculo con una sencilla cruz de hierro. Su piso es de Mosaicos Nolla, abriéndose las paredes laterales cristaleras con arcos torales que iluminan el lugar con la luz del Mediterráneo. Bajo el cascarón del ábside se venera la imagen del Cristo titular, con sus andas y dos ángeles en actitud de adoración, obra de José María Rausell.

Sobre el ábside se levanta la espadaña con la campana de 41 cm de diámetro y 40 kg de peso, siendo fundida por 1948. En ella se halla el siguiente epígrafe: T: * MELIANA AÑO 1948 * * / * * STMO CRISTO DE LA PROVIDENCIA; M:(00)Sant Crist, (03)marca de fàbrica, FUNDICION/DE/CAMPANAS/DE/ROSES HNOS/SILLA VALENCIA, (06) JHS, (09)anagrama de Maria.

Lectura:  1 Re 8,27-30

Oración:  Padre. Con el rey Salomón durante la consagración del templo dedicado a quien “el universo en toda su inmensidad no te puede contener”, unido a las plegarias de tus hijos, hombres y mujeres que encuentran en este lugar al Dios que escucha, te pido por ellos. Por tantas personas que buscan en la imagen de tu Hijo consuelo en la aflicción y gozo en la alegría. En silencio oro por ellos.

 

 

 

Meliana. Virgen de la Misericordia.


Cerca  de la antigua N 340 se halla  la ermita levantada con el fin de conmemorar la batalla de El Puig, cuyo acontecimiento es representado en el tímpano de la puerta.

En honor al auxilio divino se levantaron en el lugar sucesivas edificaciones, conservándose la campana, fundida en 1659. A una de ellas aludió D. José Sanchis Sivera: “Existe una ermita en honor de Nuestra Señora de la Misericordia, que es muy antigua, y aunque su patronato y el nombramiento de ermitaño pertenecía al cura, por estar en tierras que eran del clero de san Juan, de Valencia, se entablo pleito que se transigió en 3 de abril de 1745, estipulándose que el referido clero lo nombrase y el párroco de Meliana lo aprobase” (Nomenclator, pg. 293). Posteriormente en 1906 cuando quien fuera su párroco, el  Dr. D. Fernando Gimeno Puchades, concluyó la actual ermita, costeada a expensas de este sacerdote y la feligresía. Años más tarde, en 1999 fue restaurada, devolviendo la belleza original, al que es el corazón mariano d ela localidad.

El edificio de formas historicistas tiene fachada rematada con espadaña, cruz de hierro, puerta de medio punto sobre la que se abren tres ventanas. Es de planta de cruz latina, sobre la que se alza la cúpula formada por aristas unidas en clave central sobre octógono. Acoge en su interior la imagen de la patrona, la Virgen de la Misericordia, quien sostiene en sus manos el Niño Jesús y una azucena.

Lectura:  Salmo 31

Oración:  Padre. Estas son mis preocupaciones. Tú las conoces, sabes cuan profundas son, cual raíces que ahogan la piedra de mi corazón. Una red tejida por las burlas, los conflictos y las incomprensiones. Te las presento, mientras la mirada se dirige hacia las cruces elevadas hacia lo alto. Rezo con el corazón del salmista y contemplo la puerta. Allí dentro se halla la roca de mi refugio y el alcázar donde me salvo. Con el corazón abro la puerta, entro y al fijar la mirada en María y Jesús te digo: en tus manos abandono mi via, mi destino está en tus manos.

 

Albalat dels Sorells. Cristo de las Ánimas.


Desde Sagunto hasta Valencia la Via Augusta constituye el eje sobre el que se asientan los caminos de San Vicente Mártir, del Cid y de Jaime I, salpicados éstos por las antiguas alquerías árabes. Sigue el caminante recorriendo el tramo de la “Conquista de Valencia”. Así en las proximidades de una de ellas, rodeada por los huertos de naranjos y hortalizas, en el corazón del cementerio, se encuentra la ermita dedicada al Santísimo Cristo de las Almas.

Fue aproximadamente en 1816  cuando el sacerdote D. Manuel Lorente González promovió la construcción de este edificio. Posteriormente en 1871 se levantó la fachada  rematada en frontón triangular y una amplia espadaña con su campana y cruz de hierro y una leyenda: “1971-1º Centenario”. En el interior, de estilo clasicista, con bóveda de cañón, se encuentran enterrados varios párrocos.  En el altar se venera  la imagen del titular,  asentado sobre la roca del Gólgota, esculpida tras la contienda, debido a la destrucción de la original. 

D. José Sanchis Sivera escribió en su libro Nomenclator Geográfrico-Elesiástico de los pueblos de la Diócesis de Valencia, publicado en 1922: “celebran fiestas a los Santos Abdón y Senén el 30 de julio y a la Inmaculada, Rosario y Cristo de las Almas, el primer domingo de octubre y dos días siguientes” (pg.23).  Tradición que permanece, si bien ubicada durante la primera semana de septiembre, cuando tiene lugar la “baixà” o traslado del Cristo hasta la Iglesia, donde permanece hasta diciembre.

Lectura:  1 Tesalonicenses 4,13-14

Oración:  Padre. Todo me habla de la vida en este lugar. La semilla que el labrador plantó en la huerta, muriendo para germinar una nueva planta. Los cuerpos enterrados en el camposanto, germen de la nueva vida. Trato de penetrar con la imaginación en el interior de la ermita y contemplar con el corazón al Cristo de las Animas, rostro inclinado hacia el abismo de la muerte para animar el alma y elevarla. Rezo “Dios llevará consigo a los que han muerte unidos a Jesús”.

Albuixech. Cristo de la Misericordia.


La etapa del Camino del Cid, siguiendo el sendero número 52, El Puig-Valencia atraviesa el que fue llamado por los moros Abu Xech o alquería del bosque, encontrándose en su tiempo rodeada por olivos.

“Despertaba la huerta, y sus bostezos eran cada vez más ruidosos. Rodaba el canto del gallo de barraca en barraca; los campanarios de los pueblecitos devolvían con ruidosas bajadas el toque de misa primera”, arropado por estas palabras del escritor Vicente Blasco Ibáñez, el peregrino camina por las calles de este pueblo y su barrio de Les Sidres, contemplando los campos, cultivados desde tiempo inmemorial. Y en lugar tan evocador: la ermita, con las estaciones del via crucis. Una de las cientos que acompañaron la dura vida de los labradores en las largas jornadas de “sol a sol”.

Fue en mayo de 1965 cuando Luis B. Lluch Garín, visitó el lugar y escribió:  “Su aspecto exterior es agradable y alegre. Tiene tejado a doble vertiente y en lo alto una espadaña de pilares con talud, frontón terminal, cruz de hierro y una veleta con la figura de un gallo. En la fachada una moldura de sección rectangular, da cierta gracia al revoque, y bajo el alero hay un retablo [en él se ha pintado la figura del Crucificado] con esta inscripción,  Ermita del Stmo. Cristo de la Misericordia.-Albuixech. Año 1951. A expensas de [se hallan grabados sus nombres]. Devotos de esta Iglesia de Albuixech”. 

El interior es de planta rectangular, levantándose sobre cuatro columnas el altar con el nicho central, dedicado al titular.

 Lectura:  Salmo 65, 10-14

Oración:  Padre. Bajo la mirada del Cristo de la Misericordia, cuya sangre riega la vida de tus hijos, contemplo la huerta, mientras rezo: “Tú cuidas la tierra y la riegas, la colmas de abundancia; las acequias de Dios van llenas de agua”, arterias por las que durante siglos el preciado líquido fertilizaba los campos, cubriéndose éstos de mieses. Camino siguiendo las estaciones, el via crucis, la acequia por la que fluye el manantial de tu Misericordia.

El Puig. Santa Bárbara.


Nos adentramos en el pueblo del que escribe el Cantar del mio Cid: “Grandes son las ganancias que mío Cid hecho ha. / tomaron ha cebolla y cuanto hay adelante” (v.1149-1150).

El peregrino después de visitar el Real Monasterio de Santa María, inicia su peregrinar hacia los dos cerros que se alzan sobre éste: La Patà y Santa Bárbara. El primero con los restos de la antigua fortificación recuerda con su nombre la coz del caballo del rey Jaime I, merced a la cual, cuenta la tradición, manó agua y las huestes saciaron la sed. El segundo se halla dedicado a la mártir de gran devoción entre los agricultores: Santa Bárbara.

Constituye el lugar un mirador privilegiado para contemplar el santuario mercedario, el pueblo, desde el que se extiende el llano de la huerta aledaña al mar, la costa valenciana y la sierra Calderona. Y allí, como un pequeño gorrión en su nido de cipreses y pinos, se encuentra la pequeña ermita del s.XVIII, cuadrada, de mampostería, cubierta por cúpula de las llamadas “bohemia” con faldones de tejas que se prolongan hasta formar el alero, mientras la veleta levantada en lo alto juguetea con la brisa mediterránea. Un retablillo de madera indica su nombre y dos ventanas laterales iluminan el interior, donde se venera un retablo de cerámica en honor a santa Bárbara. En tiempos pasados desde allí, a principios de mayo, era bendecido el término.

Lectura:  Mateo 5, 1-12

Oración:  Padre. El lugar impregna de paz y sencillez, la misma que irradiaba el monte de las Bienaventuranzas cuando el Maestro, tu Hijo, se sentó y proclamó el sermón de la esperanza. Escucho tu voz: bienaventurados los que pobres en el espíritu, bienaventurados los que están tristes, los humildes…  Acompañado por la dulce caricia de la brisa, leo, releo, medito. Y miro a lo lejos. Te doy gracias por tantas personas, mar donde se reflejaban los rayos de las bienaventuranzas. Y los nombro en mi interior, rezo a ti por quienes heredarán la tierra.

 

El Puig. San Jorge.


El Camino del Cid se funde con el camino de Jaime I, hallando en este paraje un hito donde la leyenda y la historia caminan de la mano, uniendo la batalla de Enesa o El Puig con la aparición de san Jorge. El hecho memorable ocurrió el 20 de agosto de 1237 cuando D. Bernardo Guillén de Entenza, tío de Jaime I, presentó en este lugar batalla contra el ejército moro de Zayyan, uniéndose a las tropas cristianas san Jorge, quien  montado sobre un caballo blanco y con una cruz roja en el pecho, sembró el terror en las huestes del rey de Valencia

Una cruz fue levantada en el lugar, peregrinando a ella los jurados de la ciudad de Valencia, quienes durante el s.XVI decidieron, sustituirla por otra de piedra y con la ayuda del cenobio mercedario de El Puig, y construyeron la ermita. Ésta fue restaurada en 1926 por el arquitecto modernista Manuel Cortina Pérez.

El recinto, propiedad del ayuntamiento de la capital del Turia,  acariciado por los campos de naranjos y un bello jardín tiene forma de torre, con muros de mampostería reforzadas las esquinas, dinteles y jambas con sillares, rematado por una cúpula octogonal levantada sobre suaves pechinas y coronada por una bola cimera sobre la que se alza una sencilla cruz de hierro forjado. En las paredes exteriores sendas piedras grafiadas informan: “'Lo glorios Sant Jordi al exercit del rey En Jaume en aquest lloc se aparegué. La ciutat feuli bastir esta ermita en l'any MDLXXVI'” y “'L'Excm. Ajuntament de Valencia restaura este santuari beneintlo de vell nou dia IX del mes de octubre any MCMXXVII'”. En el interior se conserva un cuadro mosaico con la representación del santo.

Lectura:  Isaías 26,1-4

Oración:  Padre. Contemplo la ermita y en la paz y el silencio de la fronda, escucho tu voz. “Ciudad fuerte, fortificaciones, murallas, puertas, confiad siempre en el Señor”. Eres mi fortaleza, el que mantiene la paz en mi interior, la roca sobre la que construyo mis sueños. Repito pausadamente, al compás de la brisa marina, “confiad siempre en el Señor”.

Puçol. Santa Alicia.


Descendiendo hacia el Mediterráneo, situados en el término de Puzol se encuentra este edificio del que escribió el cronista oficial de la localidad, Francisco Roca Alcayde:

“En la proximidad de este pueblo y a poca distancia del que fue convento de la Vall de Jesús, de los padres franciscanos, levantaron éstos una pintoresca Ermita a relativa altura, en una ladera oriental del monte Picayo, allá por el siglo XVI o quizá por el XV […],   en esa Ermita habitó el puzolense venerable Pedro Muñoz, cuando en 1569 vino de la ermita de san Julián (al lado de la Cueva Santa). […] Debemos consignar que esta Ermita está santificada por el citado beato Nicolás Factor, quien, siendo guardián del convento propietario, subía a orar y meditar en tan reducido templo a la vista de la esplendorosa grandeza y magnificencia de la naturaleza que Dios puso a los pies del Monte Picayo” (Levante,26 de agosto de 1961, citado en Luis B.Lluch Garin, Ermitas y Paisajes de Valencia I).

Tras una larga noche de abandono, en  1959 los propietarios de la urbanización, D. Jesús Gómez y Dña. Alicia Cerezo, tuvieron la feliz idea de reparar y ampliar la ermita.

La fachada barroca cuenta  los retablos dedicados a San Vicente Ferrer, la Virgen María y una inscripción donde se resume su historia, espadaña, campana y cruz. El interior rectangular está formado por el altar  presidido por  la Virgen al pie de la cruz, el beato Nicolás Factor y S. Francisco de Asís, y las capillas dedicadas a Santa Alicia, la V. de los Desamparados, el Santo Cáliz, los santos Abdón y Senen y el Nacimiento.

Lectura:  1 Reyes 19, 11-13a

Oración:  Padre. Siguiendo al beato Nicolás Factor, te busco y escucho tu llamada “sal y permanece en pie”, Tú quieres estar conmigo, pasar a través de las grietas de mi corazón. ¿Dónde estás? En el “susurro de una brisa suave”, la que lleva las gotas del mediterráneo y acaricia mi rostro, el murmullo de las hojas, el silencio en mi interior. Y también en tantas personas que son dulzura, consejo, amistad.

 

Segart. Ermita de la Cruz.


Abandonando Sagunto y ascendiendo por la Autovia Mudejar y la CV 329, desde la salida de Estivella, el caminante se adentra en la sierra Calderona. Allí en la ladera que desciende hacia el río Palancia, bajo la atenta mirada de los cerros del Garbí, la Mola y el Prat, embriagado por el aroma del romero, recorre las calles de la pequeña población de Segart. Localidad unida al siervo de Dios, D. José Bau Burguet, quien vivió allí los primeros años de sacerdocio en esta parroquia (1892-1902), donde Dios campea a sus anchas y el alma se llena de su Presencia. De ella escribió D. José Sanchis Sivera: “son patronos la Inmaculada, Ecce-Homo y la Santísima Cruz, que tiene una ermita dedicada, en cuyo honor se celebran las fiestas”.

Es al final del calvario y el zigzagueante camino de tierra que arranca desde la calle dedicada al Dr. Bau donde se halla el pequeño edificio del s. XVIII, de planta octogonal, asentada sobre el basamento de mampostería y coronada por una cupulita de tejas rematada por una bola de piedra y una crucecita de hierro.

El interior puede contemplarse mirando a través de dos ventanas situadas en la puerta, inscrita ésta en el arco de medio punto con fajón de hierros. Es circular y sin apenas decoración, presidido por un retablo con su hornacina. Luis B. Lluch Garín relató en 1963 la conversación con el párroco D. Enrique Gil Guillem: “bajan la cruz a la parroquia y celebran misa de comunión y luego la solemne con sermón. Por la tarde la procesión, que recorre el pueblo, la subida a la ermita y la bendición desde lo alto”. 

Lectura:  Colosenses 3, 1-3

Oración:  Padre. Contemplo el bosque y fijo la mirada en la ermita. Leo a tu hijo Pablo: “resucitado, buscad, pensad, vida escondida con Cristo”. Recuerdo a D. José Bau, paseando por este lugar, meditando la pasión de tu Hijo, escondido al mundo para vivir en ti. Con mi corazón penetro en la ermita. Es tiempo de apartarme hasta de mí mismo para sentir tu mirada, la calidez del corazón traspasado, abierto.

 

Sagunto. S. Miguel.


Citando a Antonio Chabet, escribía Luis B. Lluch Garin: “En el capítulo celebrado por el clero parroquial de Murviedro el día 2 de enero de 1726, consta que don Jerónimo Barta, presentó un memorial en nombre de todos los vecinos del barrio de la Porta Nova, suplicando se les concediera licencia para construir en dicho barrio una Ermita al Arcángel San Miguel, en el punto donde años atrás había una álamo plantado. Desde muy antiguo los vecinos del barrio de la Porta Nova tenían gran devoción a San Miguel, cuya imagen estaba pintada sobre una tabla que se veía en la parte superior del arco de dicha puerta, hacia el interior de la villa. Esta devoción arrancaba del vecino convento de Trinitarios, cuya primitiva iglesia estaba dedicada a San Miguel, y la misma invocación llevaba el hospital anejo. Esta Ermita que se hizo con el producto de las limosnas de los feligreses, no se concluyó hasta el año 1746”.

El edificio está situado en el número 54 de la calle Major. La fachada es recta, contando con la espadaña donde se sustenta la campana con la epigrafía “MARIA DE LOS DOLORES / 29-9-1946 / MAYORALIA DE S.MIGUEL” .  Descendiendo la mirada y tras contemplar en el ósculo moldurado con el retablo del arcángel, una gran piedra indica: “ “Desta Puerta los umbrales-No puede pasar-Luzbe-Porque dentro está Miguel. Año 1746”. En un lateral se halla el reloj de sol con la inscripción: “1794”.

El interior es planta oval exenta, rodeada por cornisa que sirve de soporte a la pequeña cúpula. En el centro se encuentra el retablo neoclásico con la imagen del titular.

Lectura:  Daniel 12, 1

Oración: Padre. Leo la inscripción, medito tu Palabra. La vida es lucha constante. Todo es combate. Pienso en las palabras del papa Francisco “tristeza, vértigo del aislamiento, momentos apáticos y aburridos”, golpes que sacuden a tus hijos bautizados, pero ante los cuales Tú presencia y los mensajeros enviados por ti, no pueden penetrar en la profundidad de mi corazón, donde arde la auténtica alegría.

Sagunto. San Roque.


Es en una callecita larga y estrecha paralela al “Camí Reial” donde se halla la ermita de la que escribió el cronista saguntino Chabret: “los vecinos de la calle que hoy lleva el nombre de San Roque, le erigieron al santo abogado contra la peste una capilla en acción de gracias por haberles librado del azote que tantas víctimas causó en Murviedro. Hasta 1797 sólo se veneraba en esta capilla a San Roque, pero algunos devotos introdujeron el culto a la Virgen de los Desamparados y ensancharon la Ermita en la forma que hoy está, habiendo comprado al efecto la casa contigua. Hay en esta Ermita una cofradía que posee una Bula del Papa Clemente XIII, expedida en 13 de febrero de 1759, por la cual concede a sus cofrades gracias espirituales”.

Así el caminante descubre ante él la fachada rectangular donde destaca la gran puerta. Entre ella y la ventana se halla el retablo de azulejos de san Roque y sobre ambos una sencilla cornisa rematada por la espadaña, coronada por un frontón con cruz de hierro adornada de arabescos. Los vanos sostienen tres campanas, entre ellas la “María”, fundida en 1960.

El interior, al que se puede acceder visualmente a través de una rejilla situada en la puerta lateral, es de planta rectangular y bóveda de medio punto con arcos fajones, siendo presidido por el retablo de estilo clásico con columnas corintias y frontón triangular, custodiándose en el nicho principal la imagen de la Virgen de los Desamparados y a los pies de ésta, en una pequeña hornacina, la talla de san Roque.

Lectura:  Salmo 91

Oración: Padre. Al alzar la mirada contemplo al santo estigmatizado por la peste. Medito el salmo 91, “tú que vives al abrigo del Altísimo, y habitas a la sombra del poderoso”, “Él te librará de la red del cazador, de la peste mortal, te cubrirá con sus plumas”. Y rezo, con el corazón cerca de tantas personas, amigos y familiares, heridos el cáncer. Y rezo: líbralos de “los terrores de la noche”, “la plaga que arrasa”, “la saeta que vuela de día”.

martes, 29 de abril de 2014

Sagunto. Virgen de la Soledad.




En la ladera septentrional y próxima a las murallas de la fortaleza saguntina y al teatro romano serpentea en zig-zag el calvario, escenario del canto de los motetes en el amanecer del Viernes Santo. Un original arco de entrada, inmortalizado en 1910 por el pintor Santiago Rusiñol, nos invita a ascender hacia lo alto para, después de recorrer las quince estaciones contemplar el campo de Murviedro, los lienzos de la muralla y la sobria ermita.

Ésta fue construida durante el s.XVIII y restaurada en 2011-2012, restituyéndose el cromatismo original y el esgrafiado. La fachada es lisa, con la puerta de arco de formalete y tres hornacinas, terminando en cornisa barroca formada por amplias curvas y contracurvas hasta ser coronada por la espadaña, donde descansa la campana “Nostra Senyora dels Dolors”, fundida en 1860.

El interior neoclásico tiene planta casi cuadrada, ensanchada por dos capillas a cada lado, donde se veneran las imágenes de S. Bárbara, S. Francisco de Paula, S. Rita y la Virgen de la Soledad. La cubierta, de bóveda de cañón, se apoya sobre la cornisa. Y ésta es sustentada por cuatro pilastras embebidas con remate de capiteles jónicos,  tres arcos fajones entre los cuales se abren los lunetos y los contrafuertes, dirigiendo la mirada del peregrino hacia el retablo donde se venera la imagen de Cristo crucificado.

Lectura:  Salmo 24.

Oración: Padre. Antes de ascender hacia la ermita, a los pies de este arco, rezo pausadamente esta oración, interiorizando los sentimientos y la fe del pueblo peregrino hacia Jerusalén. “¿Quién subirá al monte de Yahve?, ¿quién podrá estar en su santo recinto?” (v.3). Miro hacia el interior, recorro las estaciones, “el hombre de manos limpias y puro corazón” asciende con la cruz sobre sus hombros. “¡Puertas, alzad los dinteles!” (v.9). Tu Hijo, con su sangre derramada, ha logrado derribar las infranqueables murallas levantadas con mi pecado. Él ha entrado en mi corazón. En mi debilidad experimento tu fortaleza.

Sagunto. Santa María Magdalena.




Subiendo al teatro romano, en la calle del Castillo se halla la ermita, cuya construcción data de 1814. Del edificio arranca el arco que daba acceso a la antigua judería, sustentándose en un extremo sobre la fachada. Ésta tiene puerta adintelada y emplanchada, en la que se ha abierto una mirilla. A ambos lados de ella destacan los zocalillos con el nombre de la ermita y el número “42”, presidiendo la portada el retablo cerámico en honor de la titular. El edificio es coronado por una  sencilla cornisa con acroterio macizo en cuyo centro se alza la espadaña de 1960, la cual custodia la campanilla (1890 ca.), de 22 centímetros y 6 kilos, rematada por  una cruz de hierro forjado con la veleta en los pies.

La nave con cubierta a dos aguas, mide dos metros de ancho por tres de largo, albergando el altar formado por dos columnas con relieves y la imagen de san Blas. Discretamente en una capillita de cristal se ubica la talla de la titular, de quien escribió  Antonio Chambret en el libro “Sagunto, su historia y sus monumentos” (1888) afirmaba: “la que desde muy antiguo estaba en la capilla del Castillo. Cuando en 1715, después de concluida la guerra de la Sucesión, se abandonó la fortaleza de Murviedro, quedó al cuidado de esta Virgen un ermitaño, y después de la guerra de la Independencia se construyó el actual ermitorio. Antiguamente había dos beneficios de la parroquia fundados bajo la invocación de Santa María Magdalena del Castillo” (obra citada por Luis B. Lluch Garín,“Ermitas y Paisajes de Valencia).

Lectura:  Deuteronomio 6, 4-9

Oración: Padre. De la profundidad de la tierra mana el “Shemà” proclamado hasta su expulsión por quienes habitaban en la judería. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Contemplo el retablo: ella, santa María Magdalena, te amó hasta la cruz. Oteo en la oscuridad de la ermita, él, S. Blas, te amó hasta la cruz. Que yo sea capaz de adentrarme en la profundidad de tu amor, sin miedo, con generosidad.

Sagunto. Virgen de los Dolores.




En la que bien podría llamarse la “ciudad de las ermitas” y a pocos metros  de la Sangre, subiendo la calle “dels Dolors”, ubicada en una esquina,  se halla la ermita.

Fue en 1860 cuando una vecina devota de esta advocación sufragó la construcción de este edificio, del que sobresale la fachada. La puerta está enmarcada por un arco formalete. En uno de los postigos se abre una mirilla ovalada, a través de la cual el peregrino puede rezar ante la imagen de la Virgen. Elevando la mirada el caminante contempla un panel cerámico, donde iluminado por el color azul y las figuras de la Madre con el Hijo yacente en sus brazos al pie de la cruz. A ambos lados tres azulejos ofrecen datos sobre  el lugar:  “Ermita dels Dolors·, “22” y “Ermita de la Virgen de los Dolores”. “Sobre ella [la cornisa] y junto a unos acroterios de línea barroca, se enclava una espadaña ancha con sus pilastras en las esquinas, la campana con yugo de madera en la hornacina, y el remate de frontón ondulado con una cruz de hierro muy alta y una veleta con su forma clásica de flecha para marcar la dirección del viento”(Luis B. Lluch Garín).  En la campana reza el siguiente epígrafe:  H: * * * AÑO 1945 / MARIA DOLORES / JESUS JOSE Y MARIA; M:(00) creu, (03) marca de fàbrica, ROSES HNOS / SILLA VALENCIA, (06) anagrama de Maria”(campaners.com).

El edificio de planta rectangular, alargada, presidida por el altar con frontón sustentado por dos pilastras adosadas que enmarcan la hornacina con la imagen de la Virgen de los Dolores. Detrás de éste se encuentra la sacristía de dos alturas.

Lectura:  Éxodo 12, 1-14

Oración: Padre. Desde la fuente contemplo la ermita, la puerta y el retablo representando a tu Hijo, tendido sobre los brazos de la Madre Dolorosa. ¿Cuál es el valor de mi vida? Miro a Cristo, el Cordero con cuya sangre han sido untadas las jambas y las puertas de mi corazón. Mi vida tiene el precio de la sangre de tu Hijo. Ella es la que me ha impedido el ángel exterminador hiriese de muerte mi persona.