miércoles, 31 de mayo de 2017

L'Ajorf (Albaida). Virgen del Rosario.



El camino dominico comienzo en el convento de Loreto de L’Ollería, sigue por Montaverner, venerando la capilla de la Virgen del Rosario promovida por la cofradía fundada en 1624 por los padres predicadores. Se detiene ante la ermita dedicada a esta advocación, siguiendo la antigua N 340, al llegar a Albaida, entre el río y la población de l’Aljorf contempla la pictórica ermita de Nuestra Señora del Rosario.

En el artículo publicado por Las Provincias el 22 de agosto de 1968 Luis Lluch Garín ofrecía una imagen muy semejante la actual:

“Más adelante tropezaremos con la cruz de hierro que se encuentra al borde del camino y contemplaremos todos ese bello paisaje de las casas y tejados del famoso barrio de Aljorf, la silueta romántica de la blanca ‘Ermita del Roser’ con su campanita pinturera en la espadaña; y la mancha verde de la espesa arboleda de la ‘chopà’ que nace del fondo del rio entre huertecitos menudos de jugosas ortalizas y verduras, vigilado todo este atrayente paisaje por la seria formación de los altos y puntiagudos cipreses”

Promovida por los dominicos del convento de Santa Ana de Albaida, siguiendo el modelo gótico de las “iglesias de reconquista”, en el siglo XIX se encontraba en ruinas, no siendo citada por el Diccionario Madoz (1845), el Nomenclator Sanchis Sivera (1922) ni la Guía de la Iglesia de la Diócesis de Valencia (1963), reconstruyéndose en 2005.

Gracias a esta rehabilitación el peregrino contempla la puerta con arco de medio punto en cuya clave se venera el retablo de la Virgen del Rosario con santo Domingo y santa Catalina de Siena, el frontón triangular cortado por la espadaña donde anida la campana de 32 kg., fundida en 1942 y la cruz de piedra como remate. En el interior se conserva la base del edificio y el inicio de los arcos.

Lectura: Salmo 8

Oración:  Padre, frente a la ermita leo el salmo 8, pausadamente, permitiendo al Espíritu me inunde con los sentimientos de admiración hacia ti, “¡Señor, Dios nuestro, / qué admirable es tu nombre / en toda la tierra!”.

 


 

El Palomar. Virgen del Rosario.


125.El Palomar. Virgen del Rosario.

Es en Montaverner donde el senderista abandona el Camino del Cid en su tramo “la Defensa Sur”, dirigiéndose por la antigua carretera Nacional 340 hasta el pueblo de El Palomar.

Allí “en un hermoso llano rodeado de huertas y bien ventilado” (Madoz, 12), “terreno de muy buena calidad, plantado de olivos, algarrobos, moreras, higueras, viñas y algunos frutales” (Madoz, 1849), siguiendo las calles Xàtiva y Ermita, “dedicada a la Virgen del Rosario, donde se conserva la venerada imagen del Santísimo Cristo del Milagro, escultura de tamaño natural, muy antigua, que es el patrono (Sanchis Sivera, año 1922).

Un panel situado en la entrada ofrece al peregrino la historia del lugar, promovido por los dominicos del convento de Santa Ana de Albaida fue construido durante el siglo XVII, refundiéndose en 1628 la campana situada en la espadaña. Además fue utilizado como sala del consejo municipal y primera escuela, dirigida por un maestro ermitaño, residente allí. Lugar, por tanto,  de encuentro entre los cofrades  de la Virgen del Rosario, los niños con su maestro y los vecinos.

La paz del lugar y la comarca estalló con la Guerra de la Independencia, destruyendo las tropas de Napoleón el edificio primitivo y permaneciendo yermo hasta el año 1850, cuando fue construido el actual santuario, restaurado el año 2002.

El entorno imita a un claustro monástico, cuyas estaciones del calvario y vegetación invitan al recogimiento. En el centro, cual surtidor borbotean los contrafuertes, los muros, las farolas en las cuatro esquinas, una fuente anexa a la pared, la fachada y la campana Bárbara María de 16 kg., fundida en 1757.

El interior, de influencia neoclásica, consta  de retablo  con la imagen de la titular en el cuerpo superior y la Divina Aurora en el central, venerándose en un altar situado en el crucero el Cristo Crucificado.

Lectura: Eclesiástico 34, 9

Oración:  Padre, medito tus palabras, “el que ha viajado mucho sabe muchas cosas”. En este peregrinar por las ermitas ¡cuánto me has enseñado!, porque en cada lugar me hablas al corazón, en las imágenes, las piedras, los árboles, el silencio.

L'Ollería. San Cristobal.


123. L’Ollería. San Cristobal.

El peregrino tras unos días de descanso y encuentro Dios y consigo mismo, acogido por la hospitalidad franciscana de los hermanos capuchinos, recorriendo los senderos del alma acompañado por el silencio de la hospedería, asciende en busca de los caminos que le conducen hasta la antigua ermita de san Cristóbal, actualmente en ruinas.

Esta se encuentra en la “villa que tiene categoría de curato de ascenso de primera desde el último arreglo parroquial, pues antes lo era de término” (Sanchis Sivera 1922), coincidiendo el eclesiástico con el letrado Madoz, en la existencia en las ermitas de san Cristóbal y San Juan Bautista.

La primera data su construcción de los siglos XII-XIII, constituyendo el centro espiritual del pueblo llamado de los Casals o Miranda, el cual se encontraba en el llano al pie del cerro sobre el que se alzaba el edificio de estilo gótico de iglesias de reconquista.

“Los algarrobos, los olivares y los viñedos sonríen a nuestro paso; el panorama que se divisa es claro, alegre y llena el alma con el goce de los sentidos”, escribió Luis Lluch Garín en 1964. Si bien estos han sido sustituidos por los pinares y los chalets alzados junto a los caminos permanece en él la belleza irradiada por el valle abrazado por las sierras del Benicadell y Grossa y  serpenteado por los ríos Albaida y Clariano.

El edificio además de lugar de culto fue lazareto, ofreciendo amparo a quienes sufrían el rechazo social.

“Alrededor de la ermita no queda más que otros muros derruidos con alguna puerta de entrada –todas las maderas han desaparecido– y alguna jamba en equilibrio que marca las otras ventanas que debieron corresponder a las salas habitadas por los leprosos” (Luis B. Lluch Garín).

Lectura: Lucas 4, 27

Oración:  Padre.  Al azar abro la Biblia Joven de la BAC-Verbo Divino y leo “muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio”. Repito interiormente tus palabras, permanezco en silencio y rezo por los leprosos que vivieron en este hospital.

L'Ollería. Abdón y Senen (Capuchinos)


123.L’Ollería. Convento de Capuchinos San Abdón y Senen.

 

Asciende por el “Camí de Caputxins” al desierto donde el peregrino se encuentra con Francisco a los pies de la montaña, recogido en una ermita.

“A dieciocho minutos del pueblo en esta misma dirección está el convento de capuchinos; éste y el de Dominicos ha sido concedido por el Gobierno al ayuntamiento, para escuelas, hospital y Lazareto” (Madoz, año 1849), éste fue “fundado en 1601 con el título de los Santos de la Piedra, sobre la antigua ermita dedicada a los mismos, cuyos religiosos expulsados en 1835, fueron reintegrados en 2 de agosto de 1886” (Sanchis Sivera, año 1922).

El primer edificio, siguiendo la página capuchinosolleria.com, era pequeño, sencillo y funcional, construido entorno al claustro con cisterna, destinándose el segundo piso para el noviciado. A partir de 1984 los frailes comenzaron la restauración, abriendo en 1987 el primer museo de L’Ollería dedicado al vidrio, cuya colección fue ampliada en 2009.

Entre los religiosos que vivieron en su claustro se encuentran: los venerables padres  Luis de Masamagrell (Luis Amigó) y Francisco de Orihuela. Además en el Archivo Parroquial de Montaverner se anotan entre otros los nombres de fray Domingo de Albalate (1715), fray Miguel de Albaida (1733), fray Bartholomé de Adzeneta (1735), fray Fulgencio de Bihar (asistente de la iglesia en 1738).

Entre las dependencias del convento sobresale la iglesia dedicada a los titulares, de nave central amplia, con pinturas murales e imágenes de Remigio Soler y Enrique Galarza, respectivamente; el claustro con grisallas o pinturas en tonos grises y negros del s.XVII-XVIII en los lunetos, el antiguo refectorio o comedor, transformado en museo, la hospedería en las celdas de los novicios, la sala con cuadros del pintor italiano Oscar Mazrali y el acueducto.

Lectura: Salmo 130.

Oración:  Padre.  Aquí en el calvario medito el salmo penitencial “De profundis” rezado por los capuchinos antes de entrar al refectorio. “Desde lo hondo a ti grito, Yahvé”. Verso a verso, en silencio, fijando la mirada en la fachada.

L'Ollería. Virgen de Loreto.


122.L’Ollería. Virgen de Loreto.
El peregrino asciende por las calles medievales desde el templo parroquial, hallando en su caminar la “Casa de la Vila”, singular edificio renacentista del siglo XVI, con su reloj de sol, los arcos de la planta baja exenta y el balcón del salón de sesiones.
Metros más arriba en la plaza de Loreto halla el santuario del siglo XVIII de fachada barroca y sobria. Allí durante unos minutos descansará, sosegado bajo la mirada de Jesús Sacramentado y la patrona de l’Ollería.
Quien sabe si en su imaginación no encontrará a algún fraile dominico descendiendo por las calles para predicar en Montaverner. ¿Será quizás fray Llorens de Esplugues, agullentino autor de los gozos del Cristo de la Paciencia de Montaverner? Quizás se confunda con fray Bartolomé Albinyana o fray Francisco de Villareal, quienes por aquellos años de 1723-1740 bajaban a Montaverner, predicando el sermón cuaresmal y bautizando a cuantos la noche anterior habían nacido.
Porque el lugar donde se halla fue en tiempos previos a las desamortizaciones y exclaustración del siglo XIX. Allí llegaron los hijos de santo Domingo de Guzmán, cobijándose en la pequeña ermita dedicada a la Virgen de Loreto y alzando en 1579 el convento.
De él queda la iglesia con su torre árabe adyacente adaptada para el campanario donde cantan S. Vicente Ferrer (1887), María Dominga (1882), María Loreto (1956) y Verge de Loreto (1997).
El interior, abierto todas las mañanas, es profundo y espacioso, con el altar donde se venera la imagen de la titular, talla del siglo XVI. Doce capillas alojadas entre los contrafuertes, el coro, ábside, transagrario y sacristía ofrecen un lugar agradable para encontrarse con Dios y uno mismo.
Lectura: Judith 4, 9-13
Oración:  Padre. En este hospital de campaña, junto al centro de salud, ¡cuántas personas se acercan a rezar para les ayudes en las batallas de su cuerpo contra la enfermedad”. “El Señor oyó su voz y se dio cuenta de su angustia” (v.15). En aquel tiempo suscitaste a Judith. En el presente a María, ella es nuestra heroína, la que mantiene en el combate viva la esperanza.

Convento de San José y Santa Ana


Después de contemplar la portada renacentista de la iglesia de santa María Magdalena el peregrino dispone el alma para entrar en un lugar de oración y contemplación, porque esta villa “cuenta con un convento de religiosas agustinas descalzas de clausura, con la invocación de san José y Santa Ana, fundado en 1611 por el entonces Baile de la población José Pla, donde brilló por sus virtudes la V. M. Inés de la Cruz” (José Sanchis Sivera)”.
Su origen se remonta a 1611, cuando el arzobispo de Valencia, con la ayuda del padre Jerónimo Gracían, carmelita discípulo de santa Teresa, alzó sobre la antigua ermita de santa Ana el monasterio, alzando sobre la base de la antigua torre vigía, la actual formada por dos cuerpos, tejado a dos aguas de teja árabe y una campana fundida en 1947.
Durante siglos las monjas habitaron el lugar, sufriendo los avatares de la historia, hasta el día 7 de marzo de 2009 cuando se vieron obligadas a abandonarlo y trasladarse al convento de Beniganim. Dos años después, el 19 de junio de 2011 el arzobispo de Valencia D. Carlos Osoro presidió la misa inaugural de clausura de la nueva comunidad, integrada por cinco religiosas procedentes de Argentina y Honduras y pertenecientes al Instituto del Verbo Encarnado y de la Virgen de Matará.
La iglesia neogótica fue construida durante siglo XIX, constando del retablo con las pinturas de los titulares y los santos Mártires Valencianos del siglo XX, bóveda de crucería, zócalo de cerámica, reja de hierro que une a las monjas con los fieles. A este edificio se suma las celdas y dependencias de las monjas, los locutorios, el torno, la sala de las reliquias, el jardín, huerto, ermita dedicada a san Juan Pablo II y lienzo de la muralla.
Lectura: Salmo 100.
Oración:  Padre. Antes de entrar en la capilla, donde tu Hijo es adorado, en el umbral, rezo la oración de acción de gracias, pausadamente, repitiendo en mi interior: “servid a Yahvé con alegría...Él nos ha hecho y suyos somos...entrad por ss puertas dando gracias… pues bueno es Yahvé y eterno su amor”.