“En lo más
alto hay otro convento, que antes de la exclaustración fue habitado por frailes
alcantarinos y sirvió de colegio de misionistas” (Mádoz).
Su historia
comienza en 1576 cuando los franciscanos
descalzos fundaron allí el convento de san Antonio Abad, edificio sumamente
pequeño, siguiendo el espíritu del reformador san Pedro de Alcántara. Allí
establecieron el colegio de misioneros. En 1835 los religiosos fueron
exclaustrados y el edificio incautado por el municipio de la villa de
Beniganim. Sin embargo la presencia franciscana apenas se apagó, tomando
posesión del lugar los franciscanos menores el día 14 de septiembre de 1890.
Con el primer
guardián o superior el padre Conrado Arnau comenzaron los años de vitalidad,
restaurándose los claustros, pavimentos, escaleras, refectorios, celdas y demás
dependencias, ampliándose con el huerto continuo y dotándose el edificio de
nuevas celdas, un salón para el gabinete de Física e Historia Natural, el
laboratorio de Química,… Albergando en su interior el centro de Humanidades, la
Facultad de Filosofía y Teología. Por otra parte los pares se entregaron a la
predicación, la administración de los sacramentos, el sostenimiento de la
venerable orden tercera y las asociaciones religiosas, así como la dirección de
una escuela de primeras letras. Sin embargo en los años 70 el edificio fue
abandonado y tras sucesivas vicisitudes en la segunda década del siglo XXI
comenzó la restauración.
Cuenta con una
portada barroca con dos puertas y rematada por frontón partido sobre el que se
sustenta la espadaña con la campana de 166 kg. fundida en 2015. En el interior
se alberga el huerto con el pozo de nieve o nevera (s.XVIII), el claustro, la
iglesia, las celdas, los claustros, el cuerpo de les “arcadetes”, entre otras
dependencias.
Lectura: Eclesiástico 9, 14-16
Oración: “En cuanto puedas atiende a tu prójimo, aconséjate
con los sabios,…, conversa con los inteligentes,…, hombres justos compartan tu
mesa”. Al meditar tu Palabra no puedo más que darte las gracias, Padre, por las
personas que he conocido, con y sin estudios, sabios todos ellos, constructores
de quien hoy soy.
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