martes, 15 de mayo de 2018

Beniganim. Capilla de la Virgen de los Deamparados.


El peregrino prosigue por el centro histórico de Beniganim. Las calles Illeta y del Marqués son dos brazos que unen la iglesia con la capilla situada esta en el número 7 de la plaza de la Morera, cuyo espacio se encuentra dominado por este árbol.

De ella escribió Sanchis Sivera en el Nomenclator “se ha de mencionar también la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, junto al antiguo hospital, construida en 1691” (pg. 122). Si bien los elementos arquitectónicos indican haber sufrido diversas restauraciones.

De reducidas dimensiones, la fachada rectangular de color napoleto rojizo cuenta con puerta adintelada enmarcada por fajón, zócalo de granito rojo y gris, quebrado por el bajo relieve con el anagrama del Avemaría sobre esta se halla el zocalillo con el nombre de la titular, rematando el edificio la cornisa, sobre la que recae una de las dos vertientes del tejado y la doble espadaña formada por dos ventanas, una sobre la otra. La primera de sillería decorada con formas geométricas y moldura. La superior de hierro con cruz encima, insertada en 1962.

Ambas albergan las campanas: María de los Desamparados (1967, 125 kg.) y Josefa Inés (1967 y 25 kgr.).

El interior rectangular consta de bóveda vaída, de la que pende una lámpara, paredes decorados con azulejos blancos rodeadas por zócalo de cerámica, retablo neoclásico formado por el altar con las sacras, los candelabros y la cruz, dos columnas dóricas sustentando el frontón circular y enmarcando el nicho donde se venera la imagen de la Virgen de los Desamparados, quien preside la “Festa del Xop” organizada por los vecinos del barrio.

Lectura: Ezequiel 24, 25-27

Oración: Padre. En el duelo de Jerusalén tú muestras al profeta como símbolo, “les servirás de señal y reconocerán que yo soy el Señor”. Signo de consolación ante la adversidad producida por la maldad interior, representado también en la imagen con los niños inocentes, asesinados en Jerusalén y los alrededores. Mi pecado hiere a los justos. Por eso le pido a María, amparo, no por ser inocente, sino por ser causa de desamparo.

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