miércoles, 3 de agosto de 2016

Xàtiva. El Puig.


“No parece sino que la naturaleza se ha esforzado en prodigar todos sus preciosos dones en aquel terreno; y cuando se tiende una mirada a la vasta llanura que se prolonga por el norte hasta Valencia, el ánimo se extasía contemplando tanta belleza y frondosidad” (Diccionario Madoz, IX), experimenta quien emprendió desde la Basílica el Camino del Cid y de Santiago. Es un momento para detenerse en este paisaje moro de acequias y naranjales, donde según la leyenda, habiéndose peleado los ermitaños de Santa Ana y el Puig, suplicó la población al buen Dios los separase y así lo hizo, distanciando ambas montañas, por lo que “entre Santa Anna i el Puig hi ha un pam de Déu”.

A ella, dedicada a Santa María en la Encarnación, se accede por una empinada senda. El peregrino, cautivado por las ruinas, con dolor y esperanza contempla el lugar alzado durante el s.XIV. Los muros de sillares muestran los avatares de su historia:  en 1875 y principios del s. XX reconstrucción, posterior abandono y en 2010 merced, entre otros a “Salvem el Puig”, lenta restauración, con la consolidación del edificio, proyectándose la recuperación de la bóveda de crucería y los elementos escultóricos, pictóricos y cerámicos.

El conjunto cuenta con atrio, vivienda del ermitaño, templo y aljibe. El primero, en ruinas, es cuadrado y sustentando la techumbre con bóveda de aristas emergiendo de unas ménsulas de ropaje, mientras la iglesia de una sola nave y bóveda de crucería sobre pilastras, sobresalían en las claves los relieves con la anunciación y escudo de la ciudad setabense.

Lectura: Isaías 5, 1-7

Oración: Padre, contemplando las ruinas y la vega del Albaida, medito el “Canto de la Viña”, deteniéndome en las palabras más significativas y descubriendo en los naranjos tus cuidados para conmigo. También al mirar los muros y cascotes, los identifico con las heridas provocadas en mí por el mayor de mis pecados: la indiferencia hacia ti y mis hermanos, en momentos concretos que trato de recordar, contemplar y rezar.

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