“Las
callecitas de Játiva son muy plácidas para el paseo. Entre sus casas limpias y
aseadas discurre en ese cauce urbano una suave corriente de sosiego. Hay
tranquilidad en el arroyo y hay espacio libre en las aceras”. Escribía Luis B.
Lluch Garín en Las Provincias el 6 de
agosto de 1978.
Es
en las calles moras del Arrabal, protegidas por los lienzos de la muralla y los
peñascos del cerro sobre el que se yergue la que fue prisión de estado de la
Corona de Aragón y plaza más fuerte del Reino de Valencia.
Y
allí, en la falda de la montaña rodeada por el calvario se alza la ermita, cuyo
origen “se ignora por haber sido abrasado su archivo [de la parroquia Santos
Juanes] en el incendio de 1707” (Diccionario Madoz). Posteriormente fue
restaurado en 1980. Ésta se halla protegida por el cercado de pared blanca con
celosías, accediendo a través de dos puertas de hierro. Las veintiocho
estaciones invitan a contemplar los caminos de dolor de Jesucristo o via
crucis, la Virgen María y San José, protegidos de los rayos solares por los
cipreses y olivos. Éstas son blancas de dos cuerpos con tejadillo piramidal
rematado por una cruz de hierro.
El
edificio es blanco, con puerta recta, panel cerámico del descendimiento, óculo
o ventana circular, frontón triangular rematado por la espadaña con tejadillo,
cruz y campana de 19 kg. fundida por Rosses de Atzeneta en 1955
(campaners.com). El interior es de nave única con “altar en forma de nicho que
alberga una gran cruz moderna negra” (Lluch Garin).
Lectura: Joel 3
Oración:
Padre. Leo la
profecía del Día de Yahvé o del Señor, cuando “el sol se convertirá en tinieblas
/ la luna, en sangre / ante el Día del Señor que llega, / grande y terrible”
(3,4). Hago memoria de los días en los que la oscuridad reinó en mi vida. Y
prosigo escuchándote: “Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”
(3,5). Porque tu cruz es mi salvación. Cuando las sombras se ciernen en mis
senderos busco el camino de cruz, porque él es mi “abrigo” y “refugio”.
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