El
peregrino bebe de la “Font dels 25 Xorros” (1806), mientras las aguas
procedentes del manantial de Bellús cantan: “la sed apagó al labrador sediento
/ con mis cristales Saetabis florece / crece el comercio / la labranza crece /
población y comercio acreciento”. Desde esta fuente encuentra a escasos metros
de la CV-620 dirección Alfarrasí, dos calles, la primera conduce al Camino del Cid en BTT y la segunda hacia
la ermita, bifucándose desde el obelisco rematado por cruz en dos calvarios.
Estos ascienden en zig-zag hasta la ermita.
Ésta
consta del templo y la vivienda del ermitaño, habiendo sido restaurado el
conjunto monumental a finales del s.XX.
La fachada se halla protegida por un muro de piedra. En su interior la
plaza con un pino y un ciprés se inclinan ante el retablo de san Vicente Ferrer,
donde se lee: “1982-1993”. Remata la frontera
la espadaña con cruz, veleta y campana “Santa Bàrbera” fundida en 1776.
El
interior permanece cerrado, si bien las indicaciones del albaidense Elias Tormo
en su libro “Las tablas de la iglesia de Jativa” (1902) constató la presencia
entre otras de las imágenes de la Virgen
de las Almas, s. Cristobal, santa Lucía, santa Clara y del retablo ubicado en
la primera capilla del lado de la epístola. Desgraciadamente fue destruido
durante la Guerra del 36.
Al
descender se detiene el caminante para contemplar una de las más bellas
panorámicas de la ciudad con su castillo ibero y romano, la muralla árabe y la
Seo o Colegiata cristiana, alzándose sobre las serpenteantes calles, con sus
blancas fachadas y tejados morunos y la huerta setabense, regada por el
Clariano.
Lectura: Baruc 3, 1-4
Oración:
Padre. Leo la
lamentación del profeta, mientras contemplo la ciudad con la mirada de quienes
en 1707 asediados y protegidos por los muros de la fortaleza bien pudieron
rezar: “¡Señor omnipotente, Dios de Israel, un hombre anugstiado grita hacia ti
con el espíritu abatido. Escucha, Señor, y ten piedad”.
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