El
peregrino a Santiago visita la última ermita de la Comunidad Valenciana antes
de ascender hacia la meseta por el puerto de Almansa. El lugar fue levantado
con el fin de acoger a los apestados y remodelado por el maestro de obras
Vicentius Ximenes en 1561. La Guerra de la Independencia inició el proceso de
abandono que culminó a finales de los años 60 con un proyecto para la
construcción del complejo deportivo local, denunciado epistolarmente y en el
periódico Las Provincias por Luis Garin: “Creo de verdad, y lo digo sin
paliativos, que sería un auténtico error el derribar la ermita” (16 de agosto
de 1969, en Ermitas y Paisajes de Valencia, II, pg. 182).
Gracias
a Dios el ayuntamiento el edificio permaneció en pie hasta la llegada en 1999
del párroco D. Lisardo Castelló, quien lo encontró convertido en un almacén con
los altares destruidos y las imágenes de s. Isidro y S. Antonio de Padua como
testigos callados. Su empeño, la ayuda del pueblo y de las instituciones trajo
consigo la restauración del monumento, recibiendo en 2005 la visita de la imagen peregrina de la Virgen de los
Desamparados, siendo abierto al culto con motivo del Año Jubilar inaugurado en
la parroquia el 24 de julio de 2014.
La
moderna cúpula de hierro y vidrio cual faro ilumina en la noche al caminante al
tiempo que preside el edificio rectangular y rectilíneo con espadaña dotada de
campana y cruz, puerta de madera adornada por el retablo y lápida
conmemorativos de la visita. El interior amplio y luminoso con altares de
estilo dieciochesco, decorados por murales del barroco popular, está presidido por la cruz con sudario y la
V. de los Dolores, a los que acompañan entre otras las imágenes de los santos
Antonio, Sebastián e Isidro.
Lectura:
Juan 19, 37
Oración: Padre.
Leo en la inscripción situada junto a la puerta “mirarán al que atravesaren”.
Me asomo por la ventana y contemplo. Es momento para dejarme mirar por quien
cual faro en la noche me contempla en el silencio de la ermita.
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