El
peregrino del Camino de Santiago asciende hacia la Meseta Castellana, siguiendo
el Valle de Montesa. Así entre el puerto de Almansa y la futura autovía del
Altiplano (A-33) se encuentra esta ermita, cuyos orígenes se hallan “a últimos
del s. XVI” (J. Sanchis Sivera, Nomenclátor,
pg. 236), habiendo tenido culto habitual y presencia permanente del
Santísimo (Guia de 1963, pg. 456).
Una
amplia calzada saluda al caminante de la Via Augusta y le invita a subir hacia
lo alto bajo la sombra de los pinos, la indicación “reserva, prohibido cazar” y
las blancas estaciones, de dos cuerpos con tejado piramidal rematado por cruz,
donde en el lenguaje de los sencillos medita la pasión de Nuestro Señor. El
camino se estrecha y se transforma en un erial dominado por la fría torre de
telefonía y los resecos matojos.
Sin
embargo en lo alto descansa el alma, acogido por la ermita con su porche
central y espadaña con campana a los pies de la nave de tres tramos. En este
mirador de la comarca contempla la población, las sierras de Enguera y Grossa,
el valle del Abovalar y los viñedos surcados por el río Canyoles, los barrancos
y las hirientes pero necesarias autovías y líneas de ferrocarril.
El
porche está abierto por un arco de medio punto rematado por frontón triangular
coronado por cruz de hierro. La sobria decoración de color ocre y dorado
muestra la torre laureada de santa Bárbara sobre él y a ambos lados la fuente y
la higuera, emblemas de la población. En la puerta se ha pintado el año
“1904”. El interior custodia en el
retablo barroco la imagen de la titular, patrona de la fiesta de Moros y
Cristianos.
Lectura:
Marcos 9, 27-30
Oración: Padre.
En este camino que conduce hacia la tumba del Apóstol tu Hijo me pregunta:
“¿Quién dice la gente que soy yo?”. Miro el pórtico: la fuente, la torre, la
higuera. Repito en mi interior: “Tú eres la fuente de agua viva”, “Tú eres la torre de David”, “Tú eres la
higuera que da fruto”. Pero principalmente, con Pedro te digo: “Tú eres el
Mesías”.
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