martes, 29 de abril de 2014

Benifairó de les Valls. Buen Suceso.


 

Prosigue el peregrino adentrándose en la “Vall de Segó” y después de visitar la iglesia parroquial de San Gil, descendiendo hasta la calle del Buen Suceso alcanza en su tramo final el cerro coronado por la ermita.   A este propósito escribía Luis B. Lluch Garín, es “larga y empinada, y tiene – los he contado- trescientos cincuenta pasos”. Pero antes de acceder al lugar santo el caminante ha de   subir los 189 peldaños de rodeno, acompañado por los escalonados huertos de naranjos, los marciales cipreses ante quienes se arrodillan las palmeras, los arbustos y el romero.  Entre los jardines una columna conmemorativa rinde homenaje a la patrona: “En Benifairó de los Valles fue coronada la imagen de la Virgen del Buen Suceso. IV-IX-MCMLXXII”.

Un entorno privilegiado desde donde se contempla el mar, cuidado, Del lugar escribió D. José Sanchis Sivera: “cuenta con una ermita dedicada a Nuestra Señora del Buen Suceso”, fue construido durante los s.XVII-XVIII. La fachada  está formada por dovelas de medio punto, ósculo enrejado y como remate una espadaña, sobre el que se asienta la cruz de hierro. Un gran vacío bajo ella, debido al robo de la campana de 28 centímetros sufrido en 2005. Dos farolas iluminan el lugar e invitan al orante a entrar en él edificio rectangular, de unos trece por cinco metros, con tres arcos y altar mayor de estilo gótico, en cuyo interior se venera la imagen del Buen Suceso, sosteniendo con una mano el cetro y con su brazo el Niño Jesús.

Lectura:  Salmo 44, 10-18

Oración: Padre, cual alfombra regia, custodiada por la guardia real, se levanta el trono de la Reina. En lo alto se encuentra María. Elevo la mirada. Contemplo el lugar: la escalinata, los cipreses y los arbustos con sus flores. Y rezo, te rezo a ti, a nuestra Madre, “prendado está el rey de tu belleza”, “Dios te Salve, Reina y Madre”, “llena eres de gracia”. En el silencio susurro a mi corazón breves oraciones, jaculatorias de amor hacia quien es guía de los navegantes, Madre del Buen Suceso. Sentado en uno de sus bancos, escucho, contemplo y rezo.

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