A los
pies de la Sierra Calderona el alma halla la paz y el silencio,
acompañada por la comunidad de hermanos menores. En el interior del Monasterio, dejando atrás la hospedería y bordeando el
noviciado, el huerto y la alberca, el ejercitante contempla la ermita,
custodiada por dos cipreses.
De ella
escribió en el libro “Sant Espirit” el religioso franciscano fray José M.
Barrachina Lapiedra: su origen se remonta a finales del siglo XVII cuando se
construyó la Ermita de N.S. de la Luz, cuya imagen fue colocada en 1712.
Derribada posteriormente se levantó bajo la dirección de fray Maseo Company el
pequeño edificio de estilo gótico, cuya techumbre fue destruida durante la
guerra de 1936 y restaurada en 1952, entronizando en el altar la Virgen de los Desamparados,
acompañada por las imágenes de Santa Filomena, san Juan Bosco y el Niño Jesús
del Huerto, a quien, según contaba un hermano, el día 28 de agosto, los
religiosos le ofrecían las primicias del huerto. Estas imágenes fueron retiradas en 1995 y
suplicas con “una atrevida pintura de fray Alfredo Colás”.
“La fachada
esbelta, formada por un aparejo a soga y tizón de ladrillos rojos con puntas
resaltadas pintadas de blanco, se apoya sobre un zócalo de sillares. Dos
contrafuertes de piedra, en las esquinas, rompen la cornisa y terminan en
aguja. Sobre la puerta hay una archivolta de piedra blanca y un rosetón calado.
en el frontón se alza un pequeño campanario formado por cuatro ojivas y un
tejadillo agudo de chapitel coronado por una cruz de hierro calado” (Luis B.
Garin).
Lectura: Génesis 28, 10-19
Oración: Padre. Aquí me tienes. En el silencio de este lugar, oro.
“Ciudad de la luz” llamó Jacob al lugar donde vio una escalera que unía el
cielo y la tierra, con los ángeles subiendo y bajando. Así experimento este
lugar. En lo alto del monasterio, uniendo mi corazón con el tuyo. Señor como
Francisco te canto y siento que Tú estás tan dentro de mí que contigo puedo
ascender a las altas cumbres del Evangelio.
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