El
peregrino siguiendo el desfiladero del río Magro alcanza Turís. Allí desde la
monumental iglesia parroquial asciende al corazón del centro histórico,
siguiendo las calles Santo Tomás y Subida al Castillo. Y en lo alto, encuentra
la ermita y la torre cuadrangular de mampostería y sillares. En su blanca
fachada con ribete azul, sobresalen la cornisa, acroterio, frontón con el
corazón de María herido por los siete dolores, y la cruz de hierro forjado.
Sobre
la puerta, enmarcada por dos pilastras y frontón triangular se venera la imagen
de la titular. A la izquierda un panel cerámico ofrece al peregrino los hechos
más relevantes de la edificación, mientras su hermano, situado a la derecha fue
colocado por “les camareres i elets” en conmemoración de las bodas de oro de la
coronación de la Virgen y restauración de la ermita el 17 de septiembre de
2000.
De
su historia escribió D. José Sanchis Sivera: “el lugar o palacio, que era un
inmenso caserón situado en la parte más antigua y elevada de la población, lo
ocupa hoy una bien arreglada Casa de Caridad con su hospital y escuelas que
dirigen las Hermanas de la Doctrina Cristiana” (Nomenclator, pg. 411).
En
el interior de nave con bóveda de cañón sostenida por arcos fajones y altar
barroco, Luis B. Lluch Garín halló en 1980 la patrona, con sus facciones
reflejando la aflicción desgarradora de la Madre y las imágenes de san José, s. Francisco de
Borja, la Inmaculada, V. del Pilar, s. Juan de Ribera, s. Fernando, la V. del Carmen
y s. Antonio de Padua.
Lectura: Marcos 14, 32-42
Oración: Padre. Sentado bajo la cruz de término
contemplo la ermita y leo la oración en Getsemaní de tu Hijo. “Simón,
¿duermes?, ¿no has podido velar ni siquiera una hora?”. Pero Jesús no estaba
solo, en la distancia nuestra Madre le acompañaba. En silencio rezo por las
madres que en estos momentos se encuentran en los hospitales y en los hogares
acompañando a los hijos o hijas enfermos, rezando el rosario por ellos,
elevando la plegaria a María.
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