miércoles, 31 de mayo de 2017

L'Ollería. San Cristobal.


123. L’Ollería. San Cristobal.

El peregrino tras unos días de descanso y encuentro Dios y consigo mismo, acogido por la hospitalidad franciscana de los hermanos capuchinos, recorriendo los senderos del alma acompañado por el silencio de la hospedería, asciende en busca de los caminos que le conducen hasta la antigua ermita de san Cristóbal, actualmente en ruinas.

Esta se encuentra en la “villa que tiene categoría de curato de ascenso de primera desde el último arreglo parroquial, pues antes lo era de término” (Sanchis Sivera 1922), coincidiendo el eclesiástico con el letrado Madoz, en la existencia en las ermitas de san Cristóbal y San Juan Bautista.

La primera data su construcción de los siglos XII-XIII, constituyendo el centro espiritual del pueblo llamado de los Casals o Miranda, el cual se encontraba en el llano al pie del cerro sobre el que se alzaba el edificio de estilo gótico de iglesias de reconquista.

“Los algarrobos, los olivares y los viñedos sonríen a nuestro paso; el panorama que se divisa es claro, alegre y llena el alma con el goce de los sentidos”, escribió Luis Lluch Garín en 1964. Si bien estos han sido sustituidos por los pinares y los chalets alzados junto a los caminos permanece en él la belleza irradiada por el valle abrazado por las sierras del Benicadell y Grossa y  serpenteado por los ríos Albaida y Clariano.

El edificio además de lugar de culto fue lazareto, ofreciendo amparo a quienes sufrían el rechazo social.

“Alrededor de la ermita no queda más que otros muros derruidos con alguna puerta de entrada –todas las maderas han desaparecido– y alguna jamba en equilibrio que marca las otras ventanas que debieron corresponder a las salas habitadas por los leprosos” (Luis B. Lluch Garín).

Lectura: Lucas 4, 27

Oración:  Padre.  Al azar abro la Biblia Joven de la BAC-Verbo Divino y leo “muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio”. Repito interiormente tus palabras, permanezco en silencio y rezo por los leprosos que vivieron en este hospital.

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